¿Cómo afecta el tema de la inteligencia artificial a los alumnos? ¿Es positiva o negativa? ¿Qué medidas deberían tomar los profesores para fomentar y lograr un aprendizaje más efectivo? El debate está abierto.

El principio básico es que la inteligencia artificial (AI), sea Chat GPT, Gemini o cualquier otra se debe usar en función del contexto. Es la mejor opción para una duda puntual, por ejemplo preguntar por la capital de Mongolia o cómo cambiar la rueda de un coche. A partir de ahí, evaluemos las ventajas e inconvenientes de otros casos.

Supongamos que deseamos pasar unos días en París. ¿Cuál sería el plan más recomendable? Hace no tanto tiempo esa pregunta se la hacíamos a Google dejando en la pantalla principal expresiones como “plan para un puente en París”. A partir de las opciones que ofrecía la pantalla íbamos valorando posibilidades hasta organizarnos el viaje. Inconveniente: el buscador ofrece las soluciones que ofrece quien ha pagado. Es una de las claves del negocio de Alphabet, empresa matriz de Google. Si queremos montar una asesoría especializada en temas laborales, nuestro objetivo será darnos a conocer. Si nuestra empresa no aparece en la primera página del buscador, nuestras posibilidades de éxito disminuyen. Eso cuesta dinero.

Volvamos a nuestro viaje a la ciudad de la luz. Si tenemos suerte, podemos encontrar alguna web especializada en viajes que pueda darnos unas pautas. Para profundizar en los pasos que vamos a dar allí, o tragamos publicidad online sin parar o pagamos por una versión premium. Sea de una u otra forma, asunto arreglado. Ahora bien, Chat GPT nos facilita el plan todavía más. En un momento nos programa la estancia de manera maravillosa. Asunto arreglado con más rapidez. Es indudable que su aparición ha debido suponer una merma para los ingresos de Google. Destrucción creativa, se llama al proceso. En la actualidad, nuestro orden de preferencias ha cambiado: en primer lugar preguntamos a la IA siendo el buscador un complemento.

Antes de valorar otros usos de la IA debemos hacer un inciso sobre las cuestiones personales. El 44% de los norteamericanos reconoce haber preguntado a Chat GPT sobre su situación matrimonial, muchas personas lo usan como psicólogo o asistente personal, incluso Sam Altman, uno de los padres de la IA, admitió que una antigua novia le dejó por consejo del artilugio que él mismo había contribuido a crear. El caso extremo: animar a alguien a suicidarse. En estos casos lo mejor es acudir a personas de confianza, a profesionales de reconocida solvencia o incluso a nuestro yo más profundo. Si alguien desea realizar alguna consulta al programa por curiosidad o por ver si le aporta ideas que permitan ajustar un poco mejor su plan preestablecido, perfecto. Ahora bien, debe ser el último recurso.

Pasamos al aprendizaje general. Temas profundos y estructurados como la literatura europea del siglo XIX, estadística básica, operaciones financieras o la historia de la Segunda Guerra Mundial requieren de un esqueleto claro y sólido que debe servir para comenzar a trabajar. Al abordar estas ramas del conocimiento, puede que lo hagamos con un profesor (si somos alumnos de un centro educativo o si nos hemos apuntado a algún curso sobre la materia) o quizás nos pueda gustar más el auto-aprendizaje. Sea de una u otra forma, es fundamental tener un marco mental sólido. ¿Qué deseamos saber y por qué? ¿Cuál es la base necesaria para comprender lo que me van a explicar? ¿Hacia dónde debo llegar? ¿Existen conceptos indispensables? ¿Cómo se relacionan entre sí? ¿Existen caminos que permitan explorar más sobre lo que estamos estudiando? Es difícil que la IA conteste con solvencia y claridad a muchas de estas preguntas. Las respuestas a estas cuestiones las debemos abordar nosotros.

Establecido el marco mental, todas las consultas son útiles. Es mejor usar referencias de personas que acrediten un mínimo de reputación en el tema. Sí; es prioritario tomar más de una referencia. Internet no es fiable, ya que los algoritmos están programados para llevarnos hacia lo que queremos leer. Se potencia el sesgo de disponibilidad y el sesgo de confirmación. Así es como podemos alcanzar un área de conocimiento consolidado. ¡Enhorabuena!

Los colegios y las universidades están preocupados por el excesivo uso de la IA por parte de los alumnos. Si se usa como complemento, perfecto. Es muy útil para resolver un problema concreto. No lo es para aportar la visión global necesaria para que un área del saber se consolide en nuestro cerebro. Para arreglar este pequeño problema hay un remedio muy sencillo: cambiar el procedimiento de calificación.

En lugar de preguntas cerradas, cuestiones abiertas donde el alumno demuestre que ha comprendido la asignatura. Pruebas orales. Trabajos en equipo con exposiciones conjuntas. Y sí, algún tipo test o problema siempre se puede mantener.

En definitiva: la inteligencia artificial tiene tres posibilidades. Usarla de foco, como complemento o como curiosidad. Se trata de hacer la discriminación correcta.

Economía de la Conducta. UNED de Tudela