Pamplona. Martín Monreal es el único entrenador en la historia reciente de Osasuna que se ha puesto dos veces al frente del equipo con la temporada ya iniciada, y le ha tocado hacerlo también con otros equipos -como el Leganés o el Xerez-, hasta el punto de que se ha ganado en Segunda División fama de entrenador revulsivo.

El técnico de Campanas, de 54 años, comenta sus impresiones sobre el reto que afronta estos días Mendilibar en Osasuna.

¿Qué ocurre cuando un entrenador llega a un equipo a mitad de Liga?

Con un cambio de entrenador hay un choque psicologico. Todo el mundo se pone en guardia y tienes garantizada de salida una mayor intensidad. Me ha pasado varias veces y lo he percibido. Lógicamente, no basta con eso, porque después hay que tener una continuidad para lograr buenos resultados. Pero de entrada los jugadores están más atentos en los entrenamientos y en los partidos. Se produce un gran chispazo que hace que la plantilla se transforme.

Usted lo ha vivido dos veces en Osasuna. ¿Qué recuerdos tiene?

En la primera, en la temporada 93/94, empatamos en Valencia, pero luego no tuvimos los resultados que buscábamos... Con el paso del tiempo lo analicé y está claro que fui un pipiolo. Quise cambiar en exceso el sistema táctico y fue un craso error por mi parte. Me ilusioné pensando que podía cambiar mucho al equipo, y no salió... Aquello me enseñó a ser más práctico que idealista, y cuando he tenido que entrar otras veces en equipos a mitad de temporada lo he hecho mejor, porque con aquello aprendí mucho.

En la segunda ocasión se trataba de evitar el descenso a Segunda B, y le fue mucho mejor. ¿Lo tenía más aprendido?

Sí. Ahí lo tenía muy claro. Conocía bien al primer equipo, porque entrenaba al Promesas, y sabía qué jugadores había: gente joven y de Navarra, cuya máxima ilusión era jugar en Osasuna y que era inconsciente, en el sentido de que no se daba cuenta ni le daba vueltas a la cabeza con lo que podía suponer bajar a Segunda B. Salvo Bolo y poco más, todos eran de aquí, y aquello salió bien, porque quedaron reflejados muchos de los valores de Osasuna de siempre, esos que, de alguna manera, con el tiempo se han ido diluyendo según mi opinión personal. Con ellos tenía garantizado que en las cinco jornadas que quedaban de Liga iban a correr lo que no habían corrido en toda su vida... Otro debut impactante que tuve fue con el Xerez, porque el primer partido fue en el campo del Cádiz, en un derbi con la grada llena y mucho ambiente, y conseguimos ganar por 0-1.

¿Qué puede hacer un entrenador en los tres o cuatro días que ha tenido Mendilibar para preparar el partido ante el Espanyol?

Algo siempre da tiempo a hacer. El míster tiene ya mucho conseguido por el tema psicológico, por el componente de ilusión y de energía que supone el cambio de entrenador. Y, a partir de ahí, se trata de dar cuatro detalles. No hace falta mucho más. No es bueno atiborrar al jugador con muchos cambios en poco tiempo.

Por tanto, usted es partidario de no realizar muchos cambios de golpe.

Esa es al menos mi experiencia, y así me ha ido bien. Cuatro detalles de estrategia y sistema son suficientes para arrancar y después, poco a poco, hay que darle al equipo la forma que se desea.

¿Qué le dice un entrenador a los jugadores en la reunión previa a ese primer partido?

Se pueden decir muchas cosas, y cada entrenador tiene que vender su moto. Cada uno usa los argumentos que cree necesarios. Recuerdo que en Badajoz, para elevar la autoestima de la plantilla joven de aquel momento, les dije que me encantaría tener el dinero necesario para comprar a todos sus derechos deportivos, porque estaba convencido de que en un futuro valdrían muchísimo más, y no me equivocaba porque había jugadores como López Vallejo, Orbaiz, Palacios o Tiko.

¿Qué haría usted si estuviera ahora en el puesto de Mendilibar?

No lo sé. Hay que estar en la arena. Desde la grada todo parece fácil, pero cuando estas en la arena te tiembla el pulso... Seguro que hubiese hecho cosas sencillas, no tocar mucho el estilo de juego, y cuatro detalles que de momento sirvieran para que la gente fuera yendo por el camino que quisiera llevar al equipo... Pero es más fácil de hacer que de decir.

¿Es optimista con el futuro de Osasuna en esta temporada?

Sí. Soy optimista por naturaleza y estoy convencido de que saldremos adelante. No es normal no ganar fuera de casa en un año. La temporada en casa está siendo francamente buena y, por tanto, todo se acabará equilibrando y comenzaremos a ganar partidos fuera de casa. De todas formas, en el fútbol nunca se sabe, porque el Salamanca lleva diez partidos sin ganar, y el Betis, que ya lo dábamos por ascendido, lleva cuatro derrotas consecutivas. Pero creo que Osasuna recuperará su espíritu, el mismo que vimos ante el Real Madrid, y se irán dando los resultados. Creo que los cinco proximos partidos van a ser basicos para nuestro futuro en Primera División.