Cuando Félix me comentó si quería escribir la reseña sobre este partido no se me pasó por la cabeza que podía ocurrir lo que vivimos ayer. Era el Día de las Peñas, el sol decidió sumarse a la fiesta y en los alrededores del campo se respiraba buen rollo. Olía a derbi. Además, recuperábamos el equipo de gala, con la vuelta de Sara, tras varios partidos ausente. Nada hacía presagiar el triste final. En la primera parte el fútbol y las ocasiones brillaron por su ausencia, lo que hizo que perdiéramos el tiempo con los cuatro gatos de Herri Norte que llegaron a la grada situada justo enfrente de nosotras en el minuto 18 y fueron invitados a abandonarla seis minutos después. Les despedimos (sobre todo los de Indar Gorri) con ganas y aprovechamos para entonar un clásico: "No son de Lezama, son de Tajonar". En el segundo tiempo, Sola nos dio la alegría de la tarde y Llorente y Muniain (con ayuda de Ricardo) nos aguaron la fiesta. ¿Hay algo más humillante que el futbolista más bocas del Athletic, para muchos osasunistas el equipo más (o de los más) odiado de la Liga, te meta el gol de la victoria en el minuto 90? ¿Y que, para más inri, el gol se deba a un fallo del portero? Muniain lo celebró con provocación (como ya había hecho con el empate) y su chulería desató la ira de la afición rojilla. Pero como dijo sabiamente Pedro, el guardián de nuestros asientos y compañero de alegrías y tristezas al término del encuentro: "Hemos sido víctimas de nuestros propios errores".
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