pamplona. Era de suponer, visto el tono y el contenido de las preguntas que los periodistas valencianos formularon a Unai Emery después de que su equipo cayera ante Osasuna, que las crónicas iban a ser demoledoras contra el entrenador guipuzcoano, pero está visto que el nivel de exigencia que el público de Mestalla manifiesta habitualmente tiene su perfecta correspondencia en los medios de Valencia.
Fueron inapelables con sus jugadores, como exponía la crónica de Las Provincias: "Lo de anoche en Pamplona no tiene nombre y alguien debería meter en vereda a unos jugadores que transmiten la sensación de que la Liga terminó para ellos. De estar poco menos que de vacaciones". Pero sobre todo atacaron an su entrenador, al que acusaron de no estar a la altura ante un rival que se jugaba la vida. Incluso a la hora de analizar la jugada del gol rojillo, fueron inflexibles con los suyos. "Fue una jugada desgraciada si se quiere para los de Emery, pero que hacía justicia a lo que se veía sobre el terreno de juego. Fue entonces cuando el Valencia se hizo el ánimo. Como tantas y tantas veces, de manera premeditada, tras sentir el hierro, después de verse superado, lo que deja en evidencia a unos futbolistas que jugaron con el freno echado mientras el marcador permaneció inamovible".
En el periódico Levante, el argumento fue similar. "Ni el entrenador ni los jugadores pueden argumentar en su defensa que en el gol de Osasuna hubo mala suerte. El mal disparo de Cejudo rebotó lastimosamente en la espalda de Stankevicius, engañando a Guaita en su estirada, pero era el justo castigo a la desidia exhibida".
Sobre Osasuna, como casi siempre sucede en estas ocasiones, poco más que los habituales comentarios sobre la raza y la entrega, aunque de la victoria nadie duda.