son tantos los puntos débiles de este Osasuna, que podía escribirse un tratado del talón de Aquiles. Me refiero al talón, que no al tendón, aunque también ha tenido su importancia durante esta temporada, ya que ha dejado fuera de juego a uno de los centrales titulares y ha sumado, de manera negativa, en esta desorganizada gestión de la plantilla. Y habría que volver a recapitular por ahí; por la pésima planificación desde la secretaría deportiva que dirige Vasiljevic. Podrá argumentar a su favor que careció de medios y le estrecharon el terreno del proyecto, pero ahí están clubes como el Numancia, el Mirandés o la Llagostera, con menos recursos, pero muchos más puntos de Osasuna. Una mala toma de decisiones en la que la elección y el trabajo de los dos entrenadores, Urban y Mateo, también ha defraudado. Esas fisuras en el talón han ido desnudando al equipo, que ni disponía de los futbolistas adecuados para plantar cara a una categoría que pide otro estilo de fútbol y de futbolistas, ni ha dado con los entrenadores capaces de leer lo que exige cada momento. Porque el balance de Mateo es escalofriante: 3 puntos en 8 partidos. El joven técnico no ha dado con la tecla y ha llegado a tomar decisiones que invitaban a pensar que quien seguía en el banquillo era Urban. Vasiljevic dejó entrever esta semana que no garantizaba la continuidad de Mateo si no llegaba esa victoria que llevamos semanas escuchando que “está cerca”. Se acaba el tiempo, los plazos y los créditos. También para el propio Vasiljevic.
El gol.- Punto débil en la toma de decisiones, pero herida sangrante en el talón por la nulidad en el remate a gol. Esa falta de acierto ha hecho tanto daño, o más, que las decisiones de todos los técnicos presentes y pasados. Ayer, en Ponferrada, fue otro buen ejemplo. Con un Osasuna mucho más decidido en el ataque en la segunda mitad, las oportunidades de Loé, Roberto Torres, Nino y Kodro murieron en los guantes de Kepa o contra la visera de la tribuna. No hay gol y las cifras son tan elocuentes que sobran las palabras. Los rojillos pusieron muchos balones en el área, pero no es menos cierto que la Ponferradina consintió el dominio del espacio y los centros por alto porque su superioridad física, ante la poca talla de los delanteros rojillos, era aplastante. Y es que no se fichó bien ni se reforzó de forma adecuada cuando tocaba hacerlo.
Y la portería.- La Ponferradina ganó en el único disparo a los tres palos. Otra brecha en el talón. Osasuna tiene un problema en la portería porque ninguno de los dos elegidos ha apuntalado al equipo cuando ha estado mal o ha resuelto con acierto el trabajo en días que el adversario llega poco, como ayer. Si sumamos todo (las malas decisiones, la falta de acierto en el remate y la poca solidez en la portería) el diagnóstico es de lesión grave de Osasuna y quizá incurable. Tiene el talón de Aquiles destrozado y con pocos visos de recuperación.