pamplona - Osasuna logró clasificarse para la siguiente ronda de la Copa en un encuentro disparatado, con volteretas en el marcador, protagonismo desgraciado de los porteros y juego más que discreto. En un partido de ida y vuelta, rematadamente loco, el equipo de Diego Martínez se agarró a la eliminatoria en el tiempo de descuento, cuando el reloj ya marcaba los últimos segundos del añadido, y finiquitó la remontada con un tanto definitivo en el descuento, con las manecillas cambiando de día, camino de la madrugada por estos horarios de un fútbol que ahuyenta a los aficionados y que llevó a poco más de 7.000 a El Sadar.

A pesar de completar otro partido espeso, con más generosidad en el esfuerzo que acierto en el juego -no se puede negar el coraje de este grupo-, Osasuna se lleva cuestiones que reflexionar, pero esta vez desde la satisfacción innegable de haber cumplido varios objetivos de una sola tacada. Pasar la eliminatoria ofrece otra cita para mantener activo al equipo y el triunfo deberá tener sus consecuencias en el reforzamiento moral de la plantilla. La primera victoria de la temporada, aunque fue en el tiempo suplementario y con sufrimiento, debe engordar la moral.

A la altura del estado de nervios a la que se ha encaramado Osasuna, el partido ante el Albacete -una incierta eliminatoria de Copa a un encuentro, tirada a desmano en un horario disparatado, además en un inicio de campeonato gris- se había convertido en una cita fundamentalmente incómoda, peligrosa incluso y los augurios no tardaron en manifestarse. Diego Martínez introdujo variantes y propuso un equipo distinto, con siete caras nuevas respecto a lo que ha venido utilizando en las alineaciones titulares -algún futbolista como el joven Mateo aprovechó la ocasión, como De las Cuevas en sus minutos-, con un dibujo también diferente. La primera parte de la puesta en práctica de la propuesta, sin embargo, fue mala. Osasuna volvió a ser un equipo anodino, con problemas para la conexión entre los jugadores y mínima capacidad para crear ocasiones. De hecho, los rojillos se marcharon al descanso sin haber tirado entre los tes palos.

En medio de este desbarajuste creciente, el Albacete no necesitó muchos minutos tanto para mandar en el partido como para crear las únicas ocasiones. Manu Herrera, el portero titular de ayer, tuvo que emplearse a fondo en tres ocasiones, especialmente en un mano a mano ante Héctor Hernández.

Con claros problemas para armar juego, para gestionar los momentos de posesión de balón, con centros sobre el área sin remates, sólo Mateo, el joven extremo argentino cedido por Las Palmas, sacó a Osasuna de la rutina su atasco. El atacante realizó un par de buenas aceleraciones con el balón controlado, rozando el poste un remate en una de ellas. Fueron sus avisos.

Osasuna no cambiaba las sensaciones de la Liga y terminó el primer tiempo incómodo, remando contracorriente porque su rival estaba teniendo más y mejores ideas y firmando las únicas oportunidades.

La emoción que no ofreció el juego la deparó un segundo tiempo loco, con goles y final con suspense. El relato del encuentro fue una sucesión de sustos, con protagonismo de los porteros. El primero lo dio el meta del Albacete, Danny Carvajal, que se comió un lanzamiento de falta de Fran Mérida. Manu Herrera, salvador en el primer tiempo de su equipo, dio un paso fatal que se tradujo en un gol de Bela en el lanzamiento de una falta. El cancerbero de Osasuna tampoco calculó bien la salida en el segundo tanto del Alba, donde la testa de Bela firmó el gol de la remontada.

Los cambios de Osasuna habían ido reanimando al equipo y entre el empuje por la banda de Mateo, la habilidad para colar pases de De las Cuevas -le dio cauces de ataque al grupo- y la insistencia de Xisco hubo ocasiones suficientes como para haber marcado antes de que el delantero, en el minuto 94, se aprovechara de un fallo increíble del portero del Albacete, un fallo de los que engordan vídeos de jugadas disparatadas y que, en esta ocasión, le dio vida a Osasuna para empatar cuando todo estaba perdido. El gol de Quique en la prórroga liquidó a un Albacete que se fue desmontando con el paso de los minutos, que incluso jugó mejor a ratos, pero que no pudo con el tesón de los hombres de Diego Martínez. Un Osasuna que pasó, pero no despejó dudas. Que, con una victoria, es la tarea que toca ahora.

OsasunaAlbacete

7Tiros a puerta7

7Tiros fuera3

5Ocasiones de gol4

16Faltas cometidas21

36Balones al área25

4Córners5

0Fueras de juego0

58%Posesión42%

4Intervenciones del portero7