Percance. Lillo tuvo que marcharse al hospital tras el encuentro para que le cosiesen la herida que se produjo en un choque y por la que tuvo que recibir quince puntos de sutura. No reviste más problemas. El lateral derecho rojillo realizó un buen partido y no estaba dispuesto a marcharse y dejar al equipo con diez, por lo que volvió al campo con un vendaje aparatoso cubierto con un gorro de baño para evitar que perdiese lo realizado por los médicos de Osasuna. El lateral chocó en un balón aéreo con el atacante andaluz y rápidamente los dos cayeron al suelo. El colegiado paró al momento el partido para que fuesen atendidos. No tendrá problemas para estar esta semana a disposición de Arrasate. Foto: Mikel Saiz/Javier Bergasa