pamplona - Entre los futbolistas-atletas de aquel incipiente Osasuna, destacaba sobre el resto Martín José Muguiro. Deportista multidisciplinar, la perspectiva de los años lo presenta como un hombre que, por encima de todo, concebía la práctica como un placer en sí mismo, como un disfrute por el que no entendía que debiera recibir un pago en metálico. De hecho, conservó su amateurismo hasta el día de su retirada; a pesar de compartir vestuario con profesionales, nunca cobró.

Como Pacho Lusarreta, Muguiro daba un paso al frente en todo lo que tuviera que ver con el ejercicio físico: fútbol, pelota o atletismo. Reconocida su faceta como futbolista (también aquí lució su versatilidad porque actuó de delantero en los inicios y de defensa al final de su larga carrera), su maneja del remonte en el frontón también era para tener en cuenta. “En pelota, la descomunal fortaleza de su brazo dejaba marcas; y en el lanzamiento de disco o jabalina superó todas las hazañas”, escribió Ángel Goicoechea. Para dar otra pincelada del personaje habría que añadir que también era dantzari y corredor habitual del encierro.

En el campo del atletismo, los datos del Campeonato navarro de 1925 son concluyentes: Muguiro fue primero en las disciplinas de peso, jabalina y saltos. Pero en la modalidad que cobró merecida fama fue en el lanzamiento de jabalina. Llegó a intervenir en una exhibición en San Mamés en el descanso de un partido amistoso con el Athletic. “Como lanzador se codeaba con las figuras nacionales”, proclamaba la prensa local.

El apellido Muguiro siguió pegado durante años a las pistas de atletismo. Su hija María Ángeles, que competía con el Club Atlético Universidad, fue una destacada pentatleta en los años sesenta, con magníficas marcas en 100, 200 y 400 metros, jabalina y sobre todo, lanzamiento de peso. Su récord navarro en esta modalidad estuvo vigente durante 14 años hasta que lo superó Rita Lora. - F.M.