Nadie hablaba de Osasuna en Pamplona hasta octubre de 1920. Lo más parecido fonéticamente era el nombre de una lechería ubicada en la Plaza del Castillo: Urtasuna. La denominación, como recordaban los fundadores, surgió en las reuniones de aquel otoño en el café Kutz, descartando otras alternativas y tras numerosas consultas. Primer conflicto con la microexposición: resulta más que extraño que en mayo de 1919 alguien tuviera ya la ocurrencia, por anticipado, de registrar ese nombre.

De lo que no hay dudas es de que la Sportiva es el germen de Osasuna. Como tampoco de que la Sportiva es el contenedor de todos los restos del fútbol pamplonés de principios del siglo XX, desde el pionero Pamplona FC al Amaya que cierra en 1917 esa época de introducción del balompié en la ciudad. Los nombres de los futbolistas y de los directivos se repiten de un nuevo club al otro, del Iruña al Punching pasando por el Racing Club. De hecho, Eduardo Aizpún, primer presidente de Osasuna, juega como defensa en el Pamplona y años después con los rojillos. ¿Demuestra esto que Osasuna es sucesor del Pamplona y podría, por el mismo motivo, remontarse su fundación a 1909? No; como tampoco creo que por muy estrechas que sean las vinculaciones entre la Sportiva y Osasuna (la entidad rojilla hereda los futbolistas y el grueso de la directiva) debamos retrotraer a mayo de 1919 la fecha de constitución jurídica. Hablamos de dos realidades diferentes, de dos proyectos con notables diferencias.

documentación

‘Antes Sportiva...’

Por enmarcar el debate, durante décadas, la documentación de la Sportiva y de Osasuna permaneció dormida en una de las cajas del Archivo General. En el club no existe libro de actas de los primeros años. Los datos sobre el origen manejados durante años se han tomado de recortes de prensa (la mayoría nada certeros) y aplicando la práctica del corta y pega. De hecho, durante décadas se sostuvo como fecha oficial de fundación el 17 de noviembre de 1920 porque así lo publicó un diario local, cuando mirando el resto de periódicos ya había constancia escrita de que el mismo 24 de octubre Osasuna disputó su primer encuentro.

Esa documentación a la que hago referencia, con numerosas actas y comunicados obligatorios al Gobierno Civil, pleitos y amenazas de sanción gubernamental, incluye también un folio que está en el origen de todo este baile de años del 19 al 20. Ese documento (el primero por la izquierda publicado en la página 50) hace referencia al Expediente de la Asociación denominada “Club Osasuna” y cita como fecha de constitución el 31 de mayo de 1919. Y en el apartado de Vicisitudes recoge: Antes “Sportiva Foot-ball Club”.

Una aclaración importante: “antes” del 31 de mayo no existe la Sportiva, que, como puede verse en los documentos de la página anterior, sí que informa de su constitución en la fecha del 31 de mayo de 1919. Tengo para mí (y es una versión que también comparten fuentes del Archivo consultadas por este periódico) que la persona que a mediados de los años treinta realizó la compilación de sociedades en activo (documento que también aparece en la página anterior) tomó la fecha de ese folio como la de la fundación de Osasuna, ya que la redacción provoca esa confusión si no se está al día de los avatares de la Sportiva durante sus diecisiete meses de vida. Para mí, ahí radica el error, aunque fuentes del Archivo defienden la fecha del 19 con el argumento de que lo sucedido en la asamblea de octubre del 20 es un acto jurídico que daría continuidad al mismo club con otro nombre.

Por otro lado, y como he sostenido en diferentes trabajos, la exposición sí refrenda que Osasuna no es fruto de la fusión de dos clubes. El New Club ni consta en los registros de asociaciones ni hay reflejo de su actividad en prensa. Era un proyecto de un grupo escindido de la Sportiva al que se le ha dado más relevancia de la que tenía. Finalmente, varios de sus promotores se integraron en la entidad recién constituida bien como directivos, bien como jugadores.

las diferencias

Imagen, proyecto y representación

Pero hay más cambios relevantes en este tránsito de un club a otro: son los elementos externos que los identifican. Comenzando por la indumentaria. Los tradicionales camisetas blancas con las que aparecen retratados los equipos de la Sportiva son sustituidas por las rojas. No se trata de una decisión caprichosa sino todo lo contrario: los ideólogos eligen ese color por ser el de la bandera de Navarra. Con ello pretenden dar un carácter más vigoroso e integrador al proyecto. Quieren, desde el primer momento, no solo que Osasuna sea el equipo representativo de Pamplona (entonces en encarnizada lucha con las gentes de la Deportiva) sino de toda Navarra. La Sportiva nunca barajó planteamientos tan ambiciosos.

De un equipo con pretensiones locales se pasa a otro que concibe ya el fútbol a otra escala. En esa idea participaban también otras fuerzas vivas de la ciudad, como el periodista Marcos Aizpún (hermano de Eduardo), quien desde las páginas de El Pueblo Navarro se convirtió en el auténtico divulgador de una empresa que, en su criterio, tenía un doble fin: aglutinar a lo mejor del fútbol pamplonés y poder competir en campeonatos supraprovinciales. Las dos cosas ocurrieron en poco tiempo y marcan el aterrizaje de Pamplona en la órbita del fútbol nacional.

Los objetivos de Osasuna tampoco tienen nada que ver con los de la Sportiva. Ni los reglamentos que pueden consultarse en el Archivo. La ya citada asamblea del 24 de octubre de 1920 acuerda también cambios en el articulado de los estatutos porque “tras un estudio concienzudo de los mismos ha hecho palpables lamentables deficiencias”. Los asambleístas deciden incorporar algunos artículos de los estatutos del Racing de Santander, club del que también fue fundador y portero Joaquín Rasero, a su vez guardameta y primer vicepresidente de Osasuna y uno de los protagonistas de la escisión.

Con el paso de los meses, otros cambios definirían al nuevo club, como el diseño del escudo (sustituyendo las gruesas iniciales SFC y en el que ahora figura el león del de Pamplona), obra de Umbelino Urmeneta (tío-abuelo de Mikel Urmeneta), y la activa sección de carreras campo a través que da contenido a la denominación de Club Atlético Osasuna.

El ADN de Osasuna recoge a todo el fútbol pamplonés de principios del siglo XX, lo integra en su proyecto expansivo y se convierte en apenas dos años en uno de los símbolos de la ciudad, algo que no había ocurrido con otros equipos en los 14 años anteriores. Y todo ello arranca un domingo, 24 de octubre de 1920. La firma del secretario Ignacio Perillán Ortiz de Urbina al final del acta de la asamblea certifica la partida de bautismo de Osasuna. El año próximo y no en este, será centenario.