pamplona - Osasuna firmó la primera victoria de la temporada en El Sadar, la segunda del campeonato, en un partido vibrante y excelente ante el Villarreal, un gran rival. Superado en el primer tiempo, el paso por los vestuarios hizo surgir un equipo reactivado y lanzado a por la victoria, capaz de organizar un remontada a lo grande y de marcar dos goles, suficientes pero pocos para los merecimientos y oportunidades generados en la reanudación.

Roncaglia, en el primer minuto del segundo tiempo, sacó la llave para abrir la puerta de la reacción. Un trabajo colosal, un fútbol aplanador, borraron del terreno de juego a un buen oponente. El Chimy Ávila, ejemplo de la desesperación en la primera mitad, se llevó el premio a su inconformismo y recompensó también al equipo con el gol de la remontada. Osasuna volvió a dar muestras ayer de su evolución como equipo -la mano del entrenador es indiscutible- y que cuando es un conjunto desinhibido y que se suelta las ataduras -la talla de los rivales también pone grilletes- es capaz de darle una vuelta más a su desempeño en el campo. Esto también responde al aprendizaje en la Primera División y Osasuna está ávido de conocimientos.

Con sólo un cambio en la alineación, el obligado por la lesión de David García y el relevo de Roncaglia, Osasuna salió a profundizar e internarse por el tortuoso camino de la victoria, de cómo se gana un partido. Las honorables intenciones de los rojillos comenzaron a enredarse muy pronto, porque a los cuatro minutos el Villarreal se puso por delante en el marcador. Fue una falta sacada sobre el área de Osasuna que, en primera instancia, fue mal defendida porque Gerard Moreno remató sin problemas, y que fue remachada al fondo de la portería, tras intervención del portero rojillo, por Pau Torres. Los balones sobre el área se iban a convertir en un problema para Osasuna, que notaba la acumulación de centímetros del Villarreal en cada jugada de este trámite.

El gol del equipo castellonense fue de lo poco con criterio en el ataque que se vio en el primer tiempo. Con un tanto en contra, Osasuna asumió con naturalidad el papel de gestor principal del partido. Es decir, se puso manos a la obra y llegó en numerosas ocasiones hasta el área del Villarreal. Balones a la olla y córners, acciones de apoyo por los costados, fueron las maneras de un Osasuna activo y aguerrido, al que le faltaba chispa en los últimos metros o se sentía muy controlado en ellos. Los balonazos del Chimy Ávila a ninguna parte fueron un buen ejemplo de la impotencia en el primer tiempo, en el que se había mostrado la fe y la ambición de siempre, pero nulas acciones de peligro. El Villarreal, recostado en esta situación complaciente, sí inquietó con las apariciones de Ekambi y Chukwueze, los dos jugadores más activos y molestos para la defensa de Osasuna. El equipo de Arrasate estaba obligado a espabilar en las dos áreas para que el partido o se redirigiera por la senda correcta y no se perdiera definitivamente.

El encuentro se desniveló para el lado correcto para Osasuna cuando no se había cumplido el primer minuto de la reanudación. Al Villarreal le sorprendió una salida en tromba de los rojillos, que en menos de un minuto se cobraron un córner, lo sacaron y en el rechace de la defensa, empataron. Roncaglia, el central argentino, estaba rondando por el balcón del área del Villarreal y recogió el despeje de la zaga para empalmar un derechazo seco, un latigazo de los que rompen al portero porque vuelan como flecha en su recorrido cruzado.

El recital de Osasuna, la remontada de los rojillos, se estaba fraguando. Todos participaron en la fabricación de la primera victoria en El Sadar. El primero que estaba listo para la faena fue Rubén. El portero sacó una mano excepcional en un remate de Chukwueze y evitó así un gol cantado cuando no se cumplían los diez minutos y el partido estaba equilibrado. Fue la única jugada de peligro del Villarreal en el segundo tiempo, junto con un centro chut en el minuto 90 que también zanjó con decisión y acierto el meta rojillo.

Todo el segundo acto tuvo a Osasuna como protagonista principal. El gol del empate había comenzado a pintar un escenario diametralmente distinto, en el que el Villarreal se sentía incómodo, anulado, maniatado, reducido. Sin la pelota, el conjunto castellonense no parece un grupo hecho para sufrir ni mucho menos para presentar batalla o aceptar el reto a cada balón sin dueño. Exceptuando Iborra, el más tenaz porque su perfil y demarcación así lo requieren, y los defensas, porque no les queda otra, el Villarreal no es equipo de mirar el retrovisor o de girarse y regresar.

Osasuna se sintió Osasuna para ir creciendo y comiéndose a su oponente. Circulaciones rapidísimas, ritmo alto y, por fin, oportunidades. Cosa de jugar con criterio, no a la desesperada. Roberto Torres dispuso de su ocasión en un remate forzado con Asenjo y Chimy Ávila, que no paró en todo el partido, se encontró un regalo de la defensa, tras un gran pase de Fran Mérida, para plantarse solo ante el portero. El argentino, que anda siempre con las pulsaciones a mil porque su juego exige ir a mil, no logró templarse en el mano a mano con Asenjo y disparó sobre el cancerbero.

El delantero, si tenía que redimirse de algo, circunstancia que no se propone porque lo da todo y la grada está encantada con él, lo hizo a diez minutos del final. El Chimy agarró con la zurda un despeje flojo de Pau Torres y llevó el balón hasta el fondo de la portería gracias a un remate mordido y raro. Osasuna no cedió en su presión y, empujado por un Sadar entregado y feliz, siguió con la trituradora. El equipo de Arrasate luce una forma física excelente y los rivales, con la lengua fuera, no aguantan esta constancia casi infinita de los rojillos. Torres, el Chimy desencadenado otra vez y Rober Ibáñez, en el último minuto del descuento, rozaron de nuevo el gol. El Sadar ya sabe lo que es volver a ganar en Primera, y al aficionado y al equipo le sienta de maravilla.

OsasunaVillarreal

4Tiros a puerta6

6Tiros fuera6

3Ocasiones de gol3

8Faltas cometidas14

42Balones al área23

8Córners9

2Fueras de juego0

52%Posesión48%

4Intervenciones del portero2