Ander Cantero (9-1-1995) fue uno de los héroes en la salvación del Lugo en Segunda División. El equipo lucense hizo su trabajo y venció al Mirandés en una última jornada marcada por la suspensión del Deportivo-Fuenlabrada. "Fue un día de muchos nervios", asegura, una jornada para terminar un año en el que tuvo que entrenar y estudiar confinado a más de 600 kilómetros de su casa.

¿Qué se siente tras haber logrado la permanencia con el Lugo?

-Estoy muy contento. Fue una alegría enorme después de un año muy duro. La temporada empezó complicada, nos metimos abajo y estuvimos todo el año peleando. Después, llegó el confinamiento, paramos y ni sabíamos lo que iba a pasar ni cómo se iba a resolver todo. La verdad es que, tal como fue el último mes y medio, era muy importante lograr la salvación. De cara al futuro, el descenso a Segunda B, con toda la reestructuración que va a haber en el fútbol hubiera sido muy difícil para el Lugo.

¿Cómo vivió esa última jornada de Liga marcada por la suspensión del Deportivo-Fuenlabrada?

-Fue una jornada de muchos nervios. Me acuerdo que salimos del hotel y un compañero del equipo nos pasó la noticia de que en el Fuenlabrada se habían detectado casos, que no se iba a jugar y llegamos al estadio todavía con la incógnita de si se iba a jugar o no. En el momento en el que se dijo que se disputaba, todos cambiamos el chip. Sabíamos que teníamos que ganar y el partido fue un reflejo de todo el año: sufrimos porque tuvimos que remontar, pero por suerte conseguimos la victoria que nos aseguraba la salvación. Con todo lo que ha pasado, no haber ganado habría supuesto muchas semanas de tensión.

¿Entiende las quejas de otros equipos por no haber jugado el partido en horario unificado?

-Bueno, es normal que cada uno intente defender lo suyo y que se quejen. Pero bueno, al final los clubes están sujetos a las decisiones que toman los dirigentes de la Liga y de la Federación. Nosotros no tenemos ningún poder de decisión. En mi caso, yo pensaba que nosotros teníamos que estar tranquilos, porque estábamos fuera del descenso y no nos afectaba lo que pasara. Por suerte se jugó, ganamos y conseguimos la salvación. Y luego cada club intenta defender sus intereses y eso es lo que ha ocurrido y lo que todavía sigue ocurriendo.

A nivel personal, ¿cómo ha sido su primer año en Lugo?

-Ha sido un año muy positivo. Después de la campaña anterior en el Rayo Majadahonda, me quedó muy mala sensación porque yo creía que podía exhibir lo que he demostrado este año y por circunstancias no se pudo dar. Yo venía a Lugo para intentar trabajar lo máximo, para estar lo mejor posible, porque sabía que podía tener oportunidad de demostrarlo y así fue. Estuve un mes sin jugar y supe aprovechar mi momento cuando el míster confió en mí, y la verdad es que las sensaciones fueron muy buenas. Yo no tenía dudas de que las cosas podían salir bien y creo que ésa ha sido la clave: no dudar en ningún momento del año. En los últimos partidos pude dar un plus para ayudar al equipo y es algo muy importante y gratificante.

¿Le afectó el confinamiento?

-Fue muy jodido. El primer mes y medio fue muy incierto, no sabíamos lo que iba a pasar ni con el fútbol ni con cualquier ámbito de la vida y el encontrarte a 600 kilómetros de casa fue muy duro. Yo entendía que era un momento que tenía que estar con mi familia en Iruña y no en Lugo. Desde el club no se nos permitió marchar y nos dijeron que nos quedáramos y fue una situación atípica. Al final, cuando se iba hablando de que se iba a volver a jugar, ya solo pensaba en que tenía que trabajar para volver como un animal porque nos íbamos a jugar la temporada en una ruleta rusa.

No sería fácil entrenar en casa con esa altura...

-Un tío de 1,90 en un salón, entre sofás, mesas, el armario... La verdad es que fue curioso, pero lo llevé de una manera positiva. Al final, estando solo, aprendes a convivir contigo mismo y tienes momentos en los que te lo pasas bien. Ver que estás trabajando y que estás apañándotelas para hacer los trabajos que te mandan es gratificante. Estaba convencido de que si hacía lo que me mandaban y volvíamos bien íbamos a tener una gran recompensa como es la salvación.

También tuvo que estudiar su grado de Psicología desde casa.

-Si algo positivo tuvo el confinamiento fue que pude ponerme un poco al día con el cuatrimestre. Este año he aprovechado para sacar bastantes asignaturas. Estudiar me vino muy bien, porque el día no se me hacía pesado: entrenaba por la mañana y estudiaba por la tarde y estaba bastante contento. Voy poco a poco con la carrera de Psicología, es algo que me tomo como un hobby. Por suerte, estoy con el fútbol, que me permite vivir y los estudios me complementan para llevar mejor las situaciones del día a día y lo aprovecho para eso.

¿Le ayudan los estudios de Psicología en el fútbol?

-Sobre todo para desconectar del día a día de entrenar. Me refugio un poco en los estudios y desconecto. Luego, en el fútbol, sobre todo la posición de portero, es muy importante la cabeza. Antes se decía que los porteros estaban un poco locos, pero no. Ya se está viendo que el portero es el que más atento está, el que más tiene que analizar todas las situaciones de juego, el que tiene que estar totalmente concentrado. Sin duda, hay pequeñas herramientas de psicología que me pueden ayudar a ser mejor portero.