Osasuna no aprovechó el partido aplazado ante el Granada para suministrarse tres puntos que suturaran su herida en la clasificación por la que se desangra en esta temporada aciaga, poco gozosa por ahora, increíble después de lo vivido el pasado curso, con muy mala pinta para lo que queda. Osasuna ni siquiera fue capaz de pugnar por acceder a uno de los puntos en juego en un partido muy discreto, en el que no se vio al equipo reactivo de jornadas anteriores, ni mucho menos a un conjunto que se juega la vida y está dispuesto a agarrar la oportunidad de reanimación que le ofrece el calendario.

El as en la manga del encuentro de recuperación no fue utilizado y la situación de Osasuna en la clasificación no cambia -sigue en la zona de descenso-, que con una jornada menos para reaccionar, supone un empeoramiento del enfermo. La recuperación lenta a base de empates y buenas sensaciones fue liquidada de un tijeretazo y tras jornadas más o menos ilusionantes -cuatro-, profundizando por la senda de un equipo más combativo, equilibrado y ambicioso, rocoso y también con picante, solo queda el dolor de la clasificación. Un escozor que no se iba, pero que disimulaban los partidos consecutivos sin perder.

Los modos de la derrota le tienen que doler a Osasuna tanto o más que el propio marcador. Un gol sirvió al Granada para liquidar a un equipo rojillo que se había sostenido correctamente y sin apuros en un partido sin mordiente, y el segundo tanto, en otro error defensivo y en el tiempo de descuento, aplanó cualquier sueño de recuperación. La entrada sobrexcitada del equipo en el segundo tiempo del partido quiso buscar una aproximación en el marcador pero la agitación fue demasiado corta, con lo que el partido estuvo terminado muy pronto. Arrasate vive su peor etapa en Osasuna, y sus jugadores también lo están notando y lo expresan en el campo. Un Osasuna cabizbajo y vencido con poco no es Osasuna.

En un partido con preaviso, porque en Los Cármenes juega el equipo más italiano de la Liga y el ritmo está en la marcha en la ciudad, que no en el estadio, si Osasuna tenía algún plan para ganar, o para no perder, no se vio. Atascados los dos equipos en el centro del campo, con los balones perdiéndose hacia un lado y hacia el otro en una parcela de 30 metros, no se veía quién estaba capacitado para salir del atolladero. Segundas jugadas, pelea cuerpo a cuerpo, imprecisiones. Así estaba el partido hasta que floreció el Granada. El equipo de Diego Martínez tiene entre sus virtudes descubrir un tesoro con muy poco y gestionar las situaciones caminando por el alambre. Con ese manual, Luis Suárez enganchó el balón en un córner mal defendido por Osasuna y en el primer disparo entre los tres palos del partido hizo gol.

A los rojillos les sentó fatal el tanto local, demasiado mal para un equipo que debe tener entereza y fuerza de ánimo porque se está jugando la vida en el pozo, y noqueados como estaban, Sergio Herrera evitó el segundo gol a los pocos minutos de recibir el primero, en una llegada a la carrera de Machís, tras tragarse la defensa una pase a la espalda.

Hubo un intento de animación por parte de Osasuna en el tramo final del primer tiempo -con un disparo de Moncayola y una acción en la que Domingos cortó el peligro al aprovecharse de la indecisión de Rubén García y Calleri-, pero no se embocó nada entre los tres palos.

En la culminación de un fútbol mortecino, falto del vigor que exigía un encuentro muy importante, los de Arrasate se colocaron camino del patíbulo en el tiempo de descuento. Primero concedieron un córner de forma infantil -porque el delantero fue a buscarlo y Aridane fue un buen acompañante para conseguirlo- y, luego, el saque directo de Machis se lo acabó metiendo en la portería Sergio Herrera, a quien tampoco le cerró el camino en el primer palo su defensa. Un despropósito porque si Osasuna no había ofrecido hasta entonces poderío para ganar, había que confiar que se sostuviera en el partido, para no dar carpetazo y perder sin remisión.

Ya estaba Osasuna lanzándose por la pendiente y quedaba toda la segunda parte por delante. El equipo salió espoleado en la reanudación y en dos minutos se desmelenó, con un disparo de Rubén García, otra intentona de Calleri que acabó en córner y un lanzamiento de Roberto Torres que atajó con seguridad Rui Silva -la mejor ocasión de los rojillos-. La gasolina no le duró mucho a Osasuna que, tras esa salida en tromba fue desapareciendo, dejando que el partido cayera en las redes del Granada, que era quien marcaba el ritmo e imponía los tiempos.

Osasuna no mejoró pese a los cambios y solo se notó algo más de picante por algunas acciones de Kike Barja por el carril izquierdo -Jony fue titular pero no le salió nada- y porque Enric Gallego le metió la suficiente tralla a los defensas locales como para que estuvieran un rato preocupados por el gigantón y que más de uno se marchara dolorido. Y mientras el partido se enredaba en acciones más o menos duras, en caídas de jugadores y nada de fútbol, Lucas Torró engordó la estadística de su equipo con otro disparo entre los tres palos que solventó el portero. El Granada no hizo nada en ataque en el segundo tiempo -ni un remate, ni un córner, pocos centros- porque nunca sintió que Osasuna le apretara.

Y no hay peor señal para quien se está jugando la vida.

2 - Granada: Rui Silva; Pepe (Nehuén Pérez, m.74), Domingos Duarte, Germán, Carlos Neva; Gonalons (Yan Eteki, m.54), Montoro (Luis Milla, m.65), Yangel Herrera; Machís (Soldado, m.74), Kenedy (Antonio Puertas, m.65), Luis Suárez.

0 - Osasuna: Sergio Herrera; Roncaglia, Aridane, David García, Juan Cruz; Moncayola, Oier (Lucas Torró, m.63), Roberto Torres, Rubén García (Kike Barja, m.71), Jony (Budimir, m.63), Calleri (Enric Gallego, m.71).

Goles: 1-0, M.22: Luis Suárez. 2-0, M.46+: Machís.

Árbitro: González Fuertes (Comité Asturiano). Mostró cartulina amarilla al local Domingos Duarte (m.90) y a los visitantes Oier (m.36), Rubén García (m.40), David García (m.67) y Enric Gallego (m.76).

Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada de LaLiga Santander, que fue aplazado en septiembre por la disputa por parte del Granada de la eliminatoria de clasificación para la fase de grupos de la Liga Europa, disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes a puerta cerrada.