El gol es la cuestión. Los goles que se meten, los que se encajan y los que no. Osasuna es el tercer equipo de Primera División con menos goles a favor, 23, y solo empeoran esos registros Eibar y Getafe, que llevan 22. Es el peor dato goleador en mucho tiempo -en la temporada 93-94 se guardaban a estas alturas 21 goles en el cajón-, y es motivo de preocupación cuando se suma menos de un gol por partido.

El gol como argumento para reflexionar sobre un equipo da mucho juego, porque como abrir la portería rival es culminación de muchos factores, sirve para analizar la chispa de los delanteros, las aportaciones de los hombres de la segunda línea -esos llegadores-, la capacidad de generación de juego ofensivo del grupo, la adecuada toma de decisiones€ Un mundo depende de si la pelotita entra o no.

El gol que no se recibe es la otra cara del gol y también sirve para componer la imagen de un equipo. Y si Osasuna no es un torrente realizador, sin embargo se ha convertido en un buen ejemplo de rival difícil de morder, con una capacidad defensiva que está por encima de otras virtudes del equipo. Los rojillos viajan en el furgón de cola de los conjuntos goleadores, pero sin embargo es de los VIP porque ocupa una honorable novena posición en lo que a menos goles encajados se refiere. El conjunto de Arrasate ha sufrido 35 goles en los 29 encuentros de Liga, lo que le sitúa en la mitad de la tabla en este ránking. Por ejemplo, ha recibido 14 goles menos que el ultradefensivo Granada (49), que es el máximo goleado, y ha encajado 16 más que el mínimo mancillado, el Atlético (19).

A Osasuna no le han marcado en diez encuentros del campeonato, hecho que supone casi que en uno de cada tres compromisos los rojillos son capaces de mantener la portería a buen recaudo -el conjunto navarro tampoco encajó gol en sus eliminatorias de Copa frente a Tomares (0-6), Olot (0-3), Espanyol (0-2) y Almería (0-0)-. La llamativa última racha de tres encuentros consecutivos saldados en tablas sin goles han ayudado a incrementar esta apreciable proporción general de encuentros sin mácula, pero también ha puesto su granito de arena para incidir negativamente en los guarismos en cuanto a producción de dianas.

Menos lustrosa, sin embargo, es esta etapa última sin movimientos en las dos porterías si se contempla que los empates fueron ante rivales directos en la lucha por la permanencia en donde, aunque se sumó, se esperaba un botín mucho mayor. Los diez partidos sin encajar gol se han repartido un botín de cinco victorias y otros tantos empates.

El momento de forma de los jugadores que conforman el entramado defensivo está siendo clave en esta tarea. Aunque la defensa comienza en el primer delantero que ejerce la presión y sabe entregarse al repliegue, no cabe duda de que los centrales viven un momento muy dulce -con especial relevancia para la labor de David García, no solo por estadística en cuanto al despeje de balones que le colocan en el primer puesto de la Liga, sino por jerarquía y calma en el campo- y que Nacho Vidal se aproxima a su buena versión de otras temporadas. La manta que no le alcanza a Osasuna en el ataque, parece que le sobra en la zaga.

A pesar de que Osasuna ha utilizado en Liga tres porteros, en los diez partidos sin goles en contra, Sergio Herrera estuvo en nueve de ellos y a Juan Pérez le correspondió el otro -en Huesca-. Los ceros se los queda el de Miranda.