Osasuna sostuvo un partido igualado, en el que incluso rozó antes el gol con más claridad que la Real Sociedad, hasta que Mikel Merino cambió el signo de los acontecimientos y decidió el destino del encuentro. El excentrocampista rojillo -aprendiz aún en su etapa en Osasuna, ahora maestro en Donosti y en la selección- ha ido subiendo en el escalafón, también ganando galones y en un partido gris como el de ayer, encendió todas las luces para su equipo. Merino culminó una jugada larguísima de la Real que fue hilvanando el camino del gol puntada tras puntada y al futbolista pamplonés le correspondió el remate final que contó también con la ayuda de la fortuna de quien la busca. Un roce en la bota de David García hizo de su disparo una acción imparable. Y ahí, con más de veinte minutos todavía por delante, terminó el partido. Solo para Osasuna.

ASÍ TE HEMOS NARRADO MINUTO A MINUTO EL PARTIDO

Conocidas y anunciadas eran las dificultades que iba a crear la Real Sociedad, el líder del torneo, pero el buen trabajo del equipo de Arrasate mantuvo encendida la llama de la ilusión durante muchos minutos. No fue un partido excelente, pero sí estuvo disputado y abierto, siguiendo el guión previsto que se escribe para los derbis, y tampoco fue claro su desenlace para ninguno de los dos equipos durante muchos minutos. La aparición goleadora de Merino terminó con la incertidumbre, apartó a Osasuna de la historia del encuentro y le dejó noqueado sobre la lona. Los peores minutos de los rojillos, además, coincidieron con el tramo final de la contienda, en los que el desplome llevó a un segundo gol, propiciado por un penalti. Demasiado castigo para un encuentro que estuvo más próximo en los méritos entre los contendientes que la distancia final que mostraron los dos goles.

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Imágenes Osasuna-Real Sociedad

El descanso sentó bien a Osasuna. Los navarros salieron a tope y Darko tuvo la ocasión más clara tras un gran contragolpe que culminó este mismo centrocampista con un disparo que desvió Remiro bajo palos.

Osasuna cayó ante la Real en El Sadar y se queda con el regusto amargo de no poder objetar casi nada a la victoria de su rival, que aprovechó sus contadas oportunidades para ganar. A pesar de la igualdad mantenida por un marcador que no se movía, el gol volció a instalarse como el argumento definitivo y en eso el conjunto guipuzcoano fue mejor. El equipo de Arrasate sufre una crisis de resultados en este tramo particularmente difícil de la competición en el que le está tocando jugar contra los primeros de la clasificación, que se le están atragantando. Las diferencias con los ogros de la Liga resultan a veces difíciles de salvar, aunque se esté a punto de saltar los abismos con la combatividad que se volvió a demostrar ayer.

Osasuna salió a parar los pies a su rival y fue el protagonista del primer tiempo más por lo que impidió que hiciera la Real Sociedad, que por lo que inquietó en su área. No dejar hacer es un modo de saber hacer y en eso el equipo de Arrasate estuvo respondón y autoritario, con una presión calculada y generosa desde el primer metro del campo contrincante -en el borde del área de la Real se plantó la primera empalizada de los rojillos-. La Real salió lanzada y a la carrera, pero ese plan se fue diluyendo conforme la telaraña de Osasuna le envolvía con acierto. Equilibrado casi todo, unos peleando sin balón, y otros cómodos con él, la conclusión del esfuerzo de unos y el toque sin pupa de los otros fue una primera mitad sin oportunidades, con apariciones puntuales en zonas de peligro de cada uno de los equipos y trabajo aplazado para después de la reanudación.

Osasuna no sufría, corría, y en ese escenario, con muchos minutos de calma chicha ya consumidos, le llegó en la segunda mitad la mejor ocasión, una de esas acciones que llegan a decidir partidos. Darko se encontró con un balón en el área tras un disparo de Rubén García repelido por un defensa y su remate se topó con Álex Remiro, espléndido en su salida a la desesperada. Los rojillos vivieron entonces los mejores minutos y también salió el Chimy para compactar un poco más adelante las pretensiones de incidir en el marcador a partir de un encuentro que se antojaba más abierto. Ni había tocado casi el balón el argentino cuando la Real montó la jugada larguísima, con demasiados toques cómodos para llegar al área y excesiva contemplación por parte de los rojillos, que concluyó en el gol de Mikel Merino -hubo roce de la pelota en David García y túnel entre las piernas de Torró antes de entrar en la puerta-.

Se desmoronó Osasuna pese a tener minutos por delante para montar una reacción y esa falta de poso, o la ansiedad por resolverlo todo a las bravas, llevó a que se cometiera un penalti indiscutible sobre Januzaj, que el jugador belga se encargó de marcar para rematar la noche. El derbi de ayer respondió a la tradicional intensidad con la que se vive, aunque en ese maremágnum de emociones y esfuerzos la Real supo nadar mejor.

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Osasuna realizó un gran trabajo de contención de la Real, pero no logró acertar en su propuesta ofensiva. Mucho esfuerzo y poco peligro.

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La calidad de sus futbolistas se impuso solo cuando el partido se puso a su favor. Es un equipo en el que todo el mundo anda fresco y enchufado.

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Decidió que no iba a pitar faltas, y eso no gustó a ninguno de los dos equipos. No fue un partido difícil y el penalti de Osasuna no ofrece discusión.

Ficha técnica

0 - Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal; Unai García, David García; Manu Sánchez (Cote, m. 83); Torró; Kike Barja (Chimy Ávila, m. 70), Moncayola, Darko, Rubén García (Torres, m. 83); Kike García (Budimir, m. 83).

2 - Real Sociedad: Remiro; Zaldua, Aritz, Le Normand, Rico (Aihen, m. 46); Barrenetxea (Portu, m. 70), Zubimendi, Merino, Januzaj (Lobete, m. 87); Isak (Sorloth, m. 70), Silva (Turrientes, m. 83).

Goles: Merino 0-1, m.72: Mikel Merino. 0-2, m.82: Januzaj, de penalti 0-2.

Árbitro: Ortiz Arias (Comité madrileño), asistido por Villaseñor Julián y Estévez Iglesias. El colegiado mostró amarilla a Diego Rico y Zubimendi por parte de la Real.

Incidencias: Partido correspondiente a la décima tercera jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio El Sadar ante 21.741 espectadores. En los prolegómenos del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria del aficionado rojillo fallecido durante el calentamiento del Osasuna-Granada de hace unas semanas.