- Con el de ayer contra el Villarreal, Jagoba Arrasate acumula ya 103 partidos de Liga en Primera División como entrenador de Osasuna, cifra que le sirve para superar a Pepe Alzate (102) en el ranking histórico del club y ubicarse en la cuarta plaza del mismo, ya solo superado por Pedro Mari Zabalza (277), Javier Aguirre (152) e Ivan Brzic (113), al que rebasará al término del presente ejercicio. Y el actual preparador del conjunto navarro celebró tan señalado adelantamiento con un triunfo merced a un gol al más puro estilo de los indios de Alzate, apelativo por el que eran conocidos los rojillos a principios de los 80 como consecuencia de una frase del técnico Paquito para describir el juego de contragolpe de la escuadra navarra tras un Osasuna-Valladolid, disputado el 2 de noviembre de 1980 en El Sadar y que acabó con triunfo local con goles de Enrique Martín Monreal y Patxi Iriguíbel.

"Con la forma que tienen de moverse parecen una banda de indios ya que de repente empiezan a aparecer por todos los lados atacantes. Son diez en el campo, pero son tantos los espacios que crean y que ocupan que hacen mucho daño", analizó Paquito tras aquella derrota. Ayer, más de cuatro décadas después, se pudo atisbar algo muy parecido al juego que practicaba aquel aguerrido Osasuna. Ocurrió en el minuto 63 de partido, con Lucas Torró rebañando una pelota que Lo Celso tenía controlada en el centro del campo, una genial conducción de Javi Martínez y una precisa apertura a la banda izquierda del soriano que un veloz Rubén García aprovechó para servir un sensacional balón que el Chimy Ávila, apareciendo en el segundo palo, embocó a gol con un testarazo cruzado.

El tanto, el único del partido, llegó justo después del cambio de sistema de Arrasate, que apostó de salida por colocar a Javi Martínez en la banda derecha y al Chimy Ávila más cerca de la portería, pero que encontró el premio del gol cuando a los pocos minutos de la segunda mitad centró la posición del canterano y escoró al argentino a la banda, desde donde volvió a marcar tras casi tres meses sin hacerlo, provocando el delirio en el verde, en el banquillo y en la grada.