Osasuna cumplió el pacto tácito que mantiene con la afición y le brindó un nuevo triunfo en El Sadar. El objetivo que queda hasta final del campeonato, lograda la permanencia, tiene mucho que ver con dar satisfacción a la hinchada que no ha podido disfrutar de victorias en casa todo lo que quisiera. Frente al Levante, un equipo atormentado por la huida desesperada del descenso, el equipo de Arrasate montó una bonita fiesta para sus aficionados, que vieron a los rojillos marcar y marcar, ganar con comodidad y generar un montón de oportunidades de gol. Osasuna, de hecho, le perdonó la goleada al Levante, que vivió unos instantes de frenesí y reacción cuando el resultado pesaba ya como una losa. Con el 3-1, aprovechándose de unos minutos de relajo de Osasuna, estuvo cerca de marcar el segundo. Fue un instante, el sueño de los desesperados.

El equipo de Arrasate liquidó el partido con el Levante con una victoria amplia que llevó aparejada también el logro de la salvación. Aunque el asunto del curso estaba encarrilado, no cabe duda de que se debe poner en valor el hecho de lograr la permanencia casi matemática de forma tan holgada. Quedan nueve jornadas de Liga, aún dos meses de competición, y rubricar el objetivo primordial de firmar otro año en Primera con semejante margen habla de que las cosas se han hecho bien y que ha habido progresión en el trabajo del grupo para no dejar los deberes para el último momento. Osasuna tuvo enfrente a un buen ejemplo, el Levante, de que con una gran plantilla también puede llegarse al drama, porque el tiempo y los puntos no juegan a favor de los valencianos. Su despiste de esta temporada lleva camino de convertirse en fatal.

Así se vivió el Día del padre en El Sadar

10

Día del Padre en El Sadar

Impulsado por una confianza que no tenía su rival, Osasuna completó un encuentro de juego más desarreglado que en otros, pero suficiente como para lograr un triunfo cómodo e incuestionable.

No hubo casi nada que contar ni que ver, pero un primer tiempo soporífero se zanjó con el gol del Chimy Ávila. Un marcador mínimo pero buen reflejo del peso del estado de ánimo en el fútbol. Esforzado y laborioso se mostró el Levante, con verdadero interés por pulsar el peligro en la portería de Osasuna, pero sus argumentos fueron escasos y casi siempre sus intenciones decayeron en cuanto sus jugadores pisaron zonas comprometidas. Los rojillos tampoco se salvaron de las imprecisiones, porque se perdieron balones para dar y regalar, pero tan solo con un poco más de habilidad mandaron también un disparo al larguero, obra de un súper activo Rubén García, siempre dispuesto a maniobrar. El gol de Osasuna llegó en el último minuto, tras una buena acción de Darko por la banda izquierda, que terminó en un centro a Budimir, que a su vez cedió al alimón con un defensa hacia donde llegaba la estampida del Chimy. El derechazo del argentino resultó inapelable.

El Levante, que lucha contra el reloj y sus propios demonios, tenía una labor colosal por delante porque en el primer acto casi ni había asomado la nariz por el área de Osasuna. Una intentona a la carrera de Morales, al poco de la reanudación, dio paso al desastre. El infortunio viaja en las maletas de los equipos que andan metidos en desgracia y así, una falta a favor, se convirtió en una puñalada. A Martín Cáceres le dio por sacar rápido la infracción, al compañero al que cedió el balón le pilló por sorpresa tanto el balón como la acometida fiera de Rubén García, que le robó la pelota. A todo esto, el portero del Levante había abandonado su área en misión de primeros auxilios con el compañero que había recibido la falta y que seguía en el suelo. Total, que Budimir se encontró con un regalo doble, el pase de Rubén y desubicación del meta Cárdenas, y marcó sin oposición. Como para dar las gracias.

El Levante también hizo aguas en el tercer gol rojillo, cuando la determinación de Darko le hizo robar el balón esta vez en el borde del área y marcar con autoridad en el desbarajuste defensivo general. Visto y no visto, partido sentenciado.

Osasuna sufrió el tirón de orgullo del equipo valenciano, que marcó un gol en unos instantes de indecisión y que pensó en acercarse en el marcador en otra jugada aislada. Osasuna derrochó remates y oportunidades, dos clarísimas firmadas por Kike García, y le ofreció a su público minutos para el regocijo y la satisfacción, con fútbol atrevido y a pecho descubierto.

El resumen fue un encuentro divertido. Antesala quizás de los tiempos de la ambición, que son los que llegan.

- Ficha técnica:

3 - Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, David García, Juan Cruz, Manu Sánchez; Torró; Chimy Ávila (Benito, m. 67), Moncayola (Oier, m. 77), Darko (Íñigo Pérez, m. 77), Rubén García (Roberto Torres, m. 77), Budimir (Kike García, m. 67).

1 - Levante: Cárdenas; Pubill (Miramón, m. 84), Róber Pier, Vezo, Cáceres (Dani Gómez, m. 62), Son (Franquesa, m. 84); Bardhi (Cantero, m. 75), Pepelu, Malsa, Morales; Roger.

Goles: 1-0, M.44: Chimy Ávila. 2-0, M.57: Budimir. 3-0, M.64: Darko Brasanac. 3-1, M.76: Roger.

Árbitro: Alberola Rojas (Comité castellano-manchego). Amonestó a Pubill, del Levante.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima novena jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio El Sadar ante 19.429 espectadores.