Aunque suene a inaudito por estos lares, a Osasuna le han señalado tres penaltis a favor en sus dos primeros partidos de Liga. Y aunque suene todavía más increíble, los tres los han lanzado tres futbolistas diferentes y los tres han acabado en goles decisivos para que los rojillos cuenten por victorias los dos compromisos ligueros que han disputado hasta la fecha. Si hace una semana fue Aimar Oroz el encargado de materializar la pena máxima con la que el conjunto navarro derrotó al Sevilla en El Sadar (2-1), los goles del triunfo de ayer contra el Cádiz (2-0) llegaron en el mismo escenario desde los 11 metros, con el Chimy Ávila como autor del primero de ellos y Kike García anotando el segundo.

Si el penalti con el que Osasuna ganó el choque inaugural de la Liga llegó con polémica por un manotazo del Papu Gómez en el rostro de Moncayola que jugadores y entrenador del Sevilla tildaron de “penaltito”, los de ayer contra el Cádiz fueron dos penaltazos. El primero lo cometió el meta Ledesma al atropellar a Ante Budimir, mientras que el segundo lo sancionó el árbitro del encuentro, el valenciano Antonio Mateu Lahoz, por un claro agarrón del central Chust sobre Kike García que el delantero conquense transformó luego en gol.