Se va Osasuna a descansar un tiempo. Unas semanas. Unas vacaciones en medio de la temporada patrocinadas por aquellos que compraron (legalmente reconocido) un Mundial y decidieron organizarlo en diciembre porque en verano era inasumible. Una ruptura de la temporada justo el año en el que a Osasuna peor le viene. 

Contra el Fuentes algunos rojillos pudieron disfrutar de minutos, especialmente los que menos lo están haciendo. Se vio bien a Torres, se vio muy bien a Barja y se vio mal a algún otro, pero sacar conclusiones de un partido contra un equipo de cinco categorías menos es una tontería. 

Sorprende, tampoco vamos a negarlo, que Budimir jugase los 90 minutos, pero, en estos momentos, no sabemos si ha sido algo hablado entre él y Arrasate. Si fue para coger ritmo, no salió la idea muy bien ya que al croata se le vio timorato, con cierta lógica, teniendo la cita mundialista aquí al lado. 

Se cumplió y, de no haber sido por la falta de acierto en la primera mitad, hubiese sido aún más cómodo, se dio el primer paso para un año ilusionante en el torneo copero. Osasuna lleva desde la histórica final sin ofrecer a sus aficionados emociones fuertes en la Copa y todo parece encaminado a que sea en este. 

Además, el torneo adquiere una importancia mayor al ser el primer partido de la vuelta de este eterno parón mundialista. Por eso los jugadores deberán tomarse unos días tranquilos, reposar y animar a Abde y Budimir. Que les vaya bien a ellos, especialmente al segundo por ser propiedad rojilla, puede redundar positivamente para el club, tanto por confianza de ambos dos, como por una revalorización, que también importa. 

Así que el reto de Arrasate es recuperar las piernas y las cabezas pero que nadie se desconecte. Queda mucha Liga y Copa y la ilusión está muy arriba. Que el segundo tramo sea tan bueno, por lo menos, como el primero.