La tarde en la que el primer equipo masculino de Osasuna regresaba a El Sadar en partido oficial –el femenino recibió esta misma semana al Barcelona en duelo correspondiente a los octavos de final de la Copa de la Reina–, el ambiente en el estadio se enrareció por la retirada de dos ikurriñas en la zona de Graderío Sur –también de algunas otras banderas y pancartas– que finalmente sí se pudieron desplegar tras unos momentos de tensión entre aficionados y empleados de seguridad, aunque sin que la sangre llegara al río.

Pie de foto. | FOTO: FIRMA

El club ofreció ayer explicaciones de lo ocurrido a petición de este periódico. En primer lugar, desde la entidad matizaron que la Ley del Deporte obliga a comunicar antes de los partidos cualquier elemento que se vaya a colocar en la grada, pero que el protocolo habitual de la seguridad de Osasuna es el de aplicar un criterio flexible. De hecho, las banderas y pancartas que ayer se retiraron suelen estar siempre ubicadas en esa misma zona. Sin embargo, lo que ocurrió ayer, según la versión del club navarro, es que en la previa del partido se desplegó en Graderío Sur una gran pancarta llamando a una manifestación convocada para el 28 de enero en Pamplona por Gazte Koordinadora Sozialista, algo de lo que nadie había informado previamente. Al parecer, al coordinador de seguridad de Policía Nacional, máxima autoridad en el estadio, no le sentó bien y ordenó a los miembros de seguridad de Osasuna retirar todas las banderas y elementos que no hubieran sido comunicados de antemano, lo que provocó el malestar de los aficionados. Tras unos instantes de tensión y cánticos contra la directiva, molesta con la decisión del coordinador de Policía Nacional, se llegó a un acuerdo para desplegar el material retirado.

Una de las pancartas retiradas fue la de un chaval que le pedía la camiseta a Darko. Al finalizar el partido, el serbio corrió hasta la zona donde estaba el aficionado para darle la camiseta...y llevarse la pancarta.