Está Osasuna sumido en medio de una guerra con el Comité de Árbitros en la que tiene mucha razón pero en la que se ha formado un bosque que complica ver la luz.Contra el Villarreal, el señor colegiado y su colega del VAR plantaron otro árbol más para hacer el bosque aún más frondoso.Una mano dentro del área visitante que, según se suele pitar, habría sido una pena máxima para empatar un partido que hasta entonces era poco o nada rojillo. 

El problema de tanto bosque, tan tapado todo, es que es complicado no enrabietarse con Medina Cantalejo y sus súbditos y no dejar de lado el juego rojillo. 

Osasuna jugó mal en ElSadar durante muchos minutos, especialmente desde la primera mitad hasta ese incidente de la mano, aproximadamente. Y ya van unos cuantos partidos en el que los de Arrasate no logran dar el salto necesario para llevarse los puntos y poder lograr un objetivo doble: el primero es acercarse a los 42 puntos de la salvación y el segundo meterse en la pelea por Europa. 

Ni una ni otra y así se va acercando el partido más importante del año: la vuelta de las semifinales de Copa. La sensación es que Osasuna no llega en el mejor momento de la temporada. Ni se le acerca, realmente. 

Arrasate apostó por un once con dos extremos puros y con el Chimy de delantero y cuando colocó a dos delanteros claros, quitó a los hombres de banda. No parece la idea que estaba en su cabeza.  

Los rojillos se encuentran en medio de esos tramos de temporada en los que no salen muy bien las cosas. La experiencia dicta que otras temporadas Arrasate ha sabido darle la vuelta a estos momentos y que tiene la receta para hacerlo, pero también hay que esperar que pase antes del 4 de abril. 

Osasuna está metido en un bosque lleno de razones pero del que tiene que salir, lo más urgentemente posible, para empezar a ver la luz, acercarse a sus objetivos principales y volver a soñar para ese partido de Copa.