No me extraña que Osasuna valorara la posibilidad de ejecutar la cláusula que hubiera permitido a Abde jugar contra el Barcelona en una hipotética final de Copa. Era mucho dinero –Arrasate lo cuantificó entre 250.000 y 300.000 euros– pero la participación del extremo, como se ve, es prioritaria para elevar los objetivos de la temporada. El Real Madrid nos hizo un favor y se buscó un problema. El marroquí es el principal elemento desequilibrante que tiene Osasuna; el juego fluye por su banda y, aunque los rivales le estudian, su habilidad para escapar de la ratonera convierte la fuga en fantasía. Ese fútbol tan complicado de ejecutar, que hace de cada jugada y de cada regate una versión diferente, ofrece una alternativa inmejorable cuando los partidos se atascan.

Para el futbolista resulta muy exigente corresponder con una genialidad a la expectación que genera su contacto con la pelota; hay partidos que no le sale nada y ese vacío resulta estruendoso para su equipo y para la afición. Por eso lo cuidan y lo miman, porque cuando saca el disfraz de mago de su chistera extrae los pases envenenados y los goles redentores. Y en este periodo de Ramadán, en el que Abde debe guardar ayuno de sol a sol, su energía no puede mermar en el campo. Por eso, que el partido de ayer comenzara a las dos de la tarde no le vino mal ni a él ni al equipo. Tampoco que el inicio en San Mamés tuviera un retraso de diez minutos. El tiempo de demora que consiguió Osasuna tras el incidente con el autobús permitió a Abde alimentarse, como fue visible durante el calentamiento, plátano en boca. Descendiendo a este tipo de detalles podremos convenir que Osasuna habría acabado pagando de haberse dado el enfrentamiento con los blaugrana.

Abde cumple con los preceptos de su religión y Arrasate con los de Osasuna. Me refiero, entre otros, a los que aconsejan dar presencia y visibilidad a los canteranos. Siete puso ayer en escena el entrenador para romper esta mala racha, no solo de resultados, también de juego colectivo, de altibajos en la presión, de despistes defensivos, de falta de continuidad. Pero en esta fase de confusión estamos asistiendo a la eclosión de un futbolista como Pablo Ibáñez, que ayer se echó el equipo a la espalda ante la pérdida de protagonismo de Moi Gómez. El chaval inicia la jugada del 1-1 además de robar balones y tener presencia en el área. Junto a él, la entrada de Oroz en el medio campo le abrió a Osasuna puertas en el último cuarto de campo que tuvo cerradas durante la primera parte. Y también hay que valorar la (re)aparición de Iker Benito, en franca progresión en las últimas semanas con el Promesas, recuperando su punta de velocidad y su capacidad para desbordar. El debut la pasada temporada en el Camp Nou no le sentó bien y ahora ha vuelto a poner los pies en el suelo.

El empuje de Ibáñez en el medio campo casi se lleva por delante al árbitro. Javier Bergasa

Si el mes transcurrido entre los dos partidos con el Athletic nubló el fútbol de Osasuna, solo cabe esperar que el tiempo que resta hasta la final permita a Arrasate recuperar el buen tono exhibido antes del parón por el Mundial. Hace falta más de lo mostrado ayer ante el colista para plantar cara al Real Madrid en la final. Por suerte, el Ramadán ya habrá terminado.

Confidencial

De la Fuente seguirá contando con David García. La presencia de David García en el reciente doble compromiso de la selección española no es un hecho casual. De la Fuente seguirá llamando en próximas conocatorias al capitán de Osasuna (si mantiene su rendimiento) según le avanzó en una conversación sostenida por ambos antes del partido contra Noruega.

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Mejores imágenes del Osasuna-Elche Oskar Montero