Joaquín Jordana no recordaba quien centró el balón. “Fue Not”, le apunta el periodista. “¡Ah, Joaquín..!”. Joaquin Not, lateral derecho, capitán de Osasuna y catalán. El caso es que el balón (uno de aquellos de pentágonos negros y hexágonos blancos) llegó llovido al área de Gol Norte; Jordana lo puso en dirección al arco con un golpeo de cabeza (medía 1,68 m) y lo depositó en la red. Corría el minuto 4 del Osasuna-Sporting de Gijón, primera jornada de Liga de Segunda división. Era el 17 de septiembre de 1967: fue el primer gol en un partido oficial en el recién estrenado El Sadar. El protagonista de ese histórico hito falleció ayer en Estella a los 80 años de edad.
El fútbol le llegó a Jordana por el talento propio y por la vía familiar. Era primo del legendario Juanito Arza (mito del Sevilla) y hermano de Antonio y Pascual que, como él, jugaron en el Izarra. Durante cuatro temporadas corrió la banda de Merkatondoa ejerciendo como prometedor extremo, demarcación que durante su carrera alternó tanto en la derecha como en la izquierda. Tenía 20 años cuando llegó a Osasuna: corría el verano de 1964. Debutó en Vigo y en la segunda jornada, en San Juan, hizo su primer gol, uno de los dos que recibió el Langreo. En el año de su estreno firmó 7 goles.
Durante siete temporada vistió la camisola roja (cinco en Segunda y dos en Tercera). Dejó el club a la conclusión del curso 1970-71, tras frustrarse el ascenso a la categoría de plata en un lamentable último partido en Andorra (Teruel). El clima en el vestuario ya venía tensionado; unas semanas antes, Mañú, Jordana y Alfonso Esparza habían sido apercibidos de sanción por la directiva, parece que por bajo rendimiento. Esto provocó un intento de plante por parte de la plantilla que no llegó a realizarse.
Tras dejar Pamplona, jugó tres temporadas en el Palencia y de regreso a casa cerró el círculo retirándose en el Izarra.
El extremo era miembro de aquella generación que hizo el traslado de San Juan, con todo lo que implicaba. “El cambio fue muy duro. Siempre he dicho que bajamos (a Tercera) aquella temporada porque no entrenábamos en El Sadar; solo lo hacíamos los jueves. No estábamos acostumbrados a la luz artificial y los focos nos deslumbraban. No vivíamos en el nuevo campo, como sí hacíamos en el viejo. Perdimos las referencias”, relataba a este periódico con motivo del partido 1.000 en el estadio.
Jordana era un tipo amable, simpático y vitalista que seguía enganchado a Osasuna. En realidad, vino a Osasuna porque, según contaba, su madre no le dejó fichar por el Sevilla: “Decía que estaba muy lejos de casa”.