Osasuna ficha a un defensa central. Después del 4-0 de este jueves todo parece justificado. No es que la carga de la derrota tengan que soportarla Catena y Herrando, pero la llegada del camerunés mandará al banquillo a uno de ellos. Me temo que sea Herrando, que debe ser la apuesta de futuro, pero estos debates se rompen por la parte más débil, que por lo general es la que proviene de la cantera. Siempre parece menos conflictivo de puertas adentro relegar a un chico de la casa que a un fichaje cuyo desembolso hay que justificar rápido, más aún si por él se han pagado cinco millones de euros, como es el caso de Boyomo.

La cantidad me parece muy alta para un defensa y para una demarcación que debería proveer Tajonar, como venía pasando; entiendo que es complicado fabricar un delantero goleador, ¡pero sacar un defensa entre decenas de chicos..! A Boyomo se le han visto buenas maneras en el Valladolid: rápido, agresivo, contundente, buena salida de balón… Dicho así parece aquel Daniel Passarella argentino que lideró a la selección campeona del mundo en 1978. Comparaciones aparte, el osasunismo espera que Braulio Vázquez haya acertado. Aunque puestos a reforzar la plantilla, la baja por lesión de Iker Muñoz sí que deja ese espacio vacío al que cantaba Alberto Cortez.

Este jueves resultaba evidente; con Torró hundido como un tercer central, con Moi Gómez descentrado, Moncayola tratando de centrar el juego y Aimar Oroz en el centro de las preocupaciones del Girona. Nadie encontró la salida del laberinto, la pausa, la dirección acertada, el ritmo. El balón estaba siempre en poder del equipo de Míchel y no porque tuviera que pelear para robarlo sino porque los rivales (categoría que nunca asumieron ayer los jugadores de Osasuna) lo regalaban una y otra vez. En realidad, Osasuna solo asomó en el campo en el momento de posar para la foto protocolaria. Luego, nada. Ni un disparo entre los tres palos, ni una tarjeta por jugar agresivos, ni una incursión por las bandas, y si la hubo parecía más una huida de la zona de conflicto que un ataque organizado.

A Vicente Moreno sus jugadores le pusieron a huevo las explicaciones ante el micrófono de la televisión en la pausa de hidratación. De su discurso, que escuchaba todo el mundo, pudo interpretarse que si el equipo estaba replegado no era ni su estrategia ni su mandato, que había que dar pasos hacia adelante ya (habían tirado treinta minutos a la papelera) y darlos con el balón. Pero no hubo ninguna indicación personal, ninguna alternativa, ningún cambio de posiciones. Los futbolistas no dieron una a derechas ni a izquierdas, pero el entrenador tampoco intervino para cambiar el partido. No lo hizo durante el descanso y las entradas y salidas las decidió luego pensando ya en el compromiso con el Celta y repartiendo los esfuerzos. Creo que en ese contexto de un partido abocado a la nada podía haber dado más minutos a Iker Benito y sobre todo a Javi Martínez para la segunda circulación de balón. Resultado de todo lo anterior: una goleada vergonzante y una imagen penosa.

Tres jornadas han sacado a la luz todas las caras de Osasuna: la atonía de la primera parte ante el Leganés, la reacción en la segunda, el reencuentro con el estilo frente al Mallorca y la incalificable actitud de este jueves. ¿Qué Osasuna saldrá ante el Celta?

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Fotos de la derrota de Osasuna en Girona DIARIO DE NOTICIAS