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Lisci e Iñigo, dos de los tres técnicos más jóvenes de Primera, rivales el domingo
La Primera División vive un momento de renovación en sus banquillos. A la experiencia de técnicos consolidados se suma ahora la irrupción de una nueva generación de entrenadores que han encontrado su sitio en la élite sin necesidad de esperar demasiados años. Entre ellos destacan Alessio Lisci e Íñigo Pérez, dos de los tres técnicos más jóvenes de la categoría, solo superados en precocidad por el vigués Claudio Giráldez, que dirige al Celta con apenas 37 años, que se enfrentan este fin de semana en El Sadar.
A sus 39 años, Alessio Lisci representa el perfil del técnico que ha hecho carrera lejos de su país natal. Llegó a España siendo muy joven y fue creciendo poco a poco en las categorías inferiores, primero en el Levante y ahora en Osasuna. Su irrupción en la élite fue precoz: en 2021 asumió el mando del primer equipo granota en plena crisis, con apenas 36 años, y logró dejar una huella de carácter pese a la difícil situación clasificatoria.
En Pamplona ha encontrado un lugar ideal para consolidarse. Su propuesta combina la intensidad que siempre ha caracterizado a Osasuna con una búsqueda de mayor flexibilidad táctica. Conocedor del fútbol base y acostumbrado a trabajar con plantillas jóvenes, Lisci ha mostrado una notable capacidad de adaptación. Su apuesta por el sistema de cinco defensas no responde únicamente a la tradición rojilla, sino también a una lectura moderna del juego, donde los carrileros se convierten en protagonistas tanto en defensa como en ataque.
Por su parte, Un año menor que Lisci, Íñigo Pérez (38) forma parte de esa generación de centrocampistas que, tras colgar las botas, han dado el salto directo a los banquillos. Su carrera como futbolista se forjó en Osasuna, con pasos por equipos como el Numancia o el Athletic, hasta convertirse en un centrocampista de referencia por su inteligencia táctica y su capacidad de liderazgo. Esa misma visión es la que ahora aplica como entrenador.
Lisci e Íñigo Pérez comparten algo más que juventud. Ambos representan un relevo generacional en los banquillos de LaLiga: entrenadores formados en una época distinta, en la que la preparación física, la táctica avanzada y el análisis de datos ocupan un lugar central. Su corta experiencia no se mide en años, sino en la capacidad para absorber conocimientos y trasladarlos al césped con rapidez.
Por detrás de Giráldez, el más joven de la categoría, Lisci e Íñigo encarnan la apuesta de varios clubes por técnicos que, más allá de la edad, transmiten ideas frescas y energía renovada. La Primera División, acostumbrada durante años a la presencia de entrenadores veteranos, empieza a abrir hueco a quienes llegan con el cuaderno de notas lleno y el hambre intacto.
El tiempo dirá hasta dónde son capaces de llegar, pero lo cierto es que Lisci e Íñigo Pérez ya forman parte de un selecto grupo: el de los técnicos que, con menos de 40 años, han logrado sentarse en un banquillo de la máxima categoría del fútbol español y este domingo se verán las caras uno contra el otro en El Sadar.