Osasuna se dicta el camino
El Sadar dictó sentencia sin necesidad de suspense. Osasunaresolvió el derbi ante el Alavés con un 3-0 tan rotundo como pedagógico, un partido que dejó más conclusiones que dudas y que confirmó que, cuando los rojillos se reconocen a sí mismos, el camino se despeja casi solo. Eso pasó en la segunda mitad, porque la primera fue justísima.
No fue un encuentro de fuegos artificiales ni de alardes técnicos. Fue, más bien, un ejercicio de oficio, colmillo y jerarquía, de esos que se construyen desde la seriedad y se rematan en las áreas. Eso en la segunda parte, ya que la primera fue bastante soporífera excepto unos pequeños minutos iniciales.
Ahí apareció Ante Budimir, que no necesita demasiadas invitaciones para hacer lo que mejor sabe. El croata firmó dos goles que fueron algo más que cifras en el marcador: fueron golpes anímicos, el tipo de zarpazos que desarman al rival y serenan al que golpea.
Osasuna arregla sus números
Con esos dos tantos, alcanza los seis goles en Liga, una cifra que no deslumbra aunque en tiempos pasados el osasunismo estaría espiritoso con un delantero que marcase seis tantos en medio año, pero que explica mejor de lo que parece su peso real en el equipo. No está siendo una temporada exuberante para él, ni mucho menos. Ha tenido partidos grises, momentos de desconexión y una sequía que alimentó el debate. Pero Budimir nunca dejó de estar. Ni se escondió ni se borró del plan.
Sus goles, además, llegaron cuando el partido pedía jerarquía. El primero abrió una puerta que estaba cerrada; el segundo la dejó sin cerrojo. Dos acciones de delantero puro, de los que viven en el área y entienden el tiempo mejor que nadie
Con el partido ya encaminado, Raúl García de Haro puso el punto final. Su gol fue el premio a la perseverancia y, también, una declaración de intenciones. Osasuna no solo vive de Budimir; y de hecho Raúl está en su mejor momento desde que llegó a la entidad. Acumulando goles en cada aparición y aprovechando el subidón copero para trasladarlo a la Liga.
No hubo necesidad de épica ni de remontadas imposibles. Bastó con hacer bien lo básico, con competir como exige la categoría y con recordar que la identidad rojilla se construye desde la solidez y el compromiso. Osasuna se explicó a sí mismo cuál es el camino a seguir. No debe desviarse a la vuelta de Navidad. De momento que todos los rojillos disfruten de estos días y que el final del 2025 marque el inicio del 2026.
