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Carretera de Estella, 1963

Carretera de Estella, 1963Foto: J.J. Arazuri, 'Pamplona, calles y barrios'

EN 1963 Pamplona se encontraba en un periodo de expansión acelerada, y además del crecimiento poblacional propio, derivado del baby boom local, se contaban por miles los emigrantes que llegaban a Pamplona desde los pueblos de Navarra e incluso desde otras zonas del Estado. Para acomodar a toda esta población, se construían y acondicionaban nuevos barrios, a veces con prisas excesivas y con poca planificación, provocando que la ciudad se transformara a velocidad vertiginosa.

La fotografía muestra el límite occidental de la Vuelta del Castillo en una mañana invernal. El día ha amanecido frío y lluvioso, a juzgar por los charcos enormes que colman las cunetas, y por las ropas que llevan tanto el operario de primer término como las dos mujericas que transitan por la acera contraria. Las obras que se estaban ejecutando respondían a la ampliación de la calzada, que tenía por objeto transformar la estrecha carretera de Estella en la futura avenida de Pío XII. Para ello se ha talado una fila de álamos de buen tamaño, que el operario se afana en trocear y transportar en una carretilla de mano.

HOY EN DÍA la avenida de Pío XII es una arteria urbana de primer orden, a la que ya nos hemos referido en alguna otra ocasión. Aunque sigue siendo la salida natural de Pamplona hacia la merindad de Estella, nadie la llama ya con el nombre de la Ciudad del Ega, que por otro lado cuenta con su propia calle en Pamplona desde el año 1930.

Vemos que, a pesar de las ampliaciones y de las talas que la zona tuvo que soportar durante décadas, conserva, todavía hoy, un excelente arbolado, "marca de la casa" del urbanismo pamplonés desde antiguo. Tanto es así que nos es imposible distinguir algunos de los elementos de la foto antigua, como por ejemplo la ubicación del Portal de la Taconera, con la torre palomar coronada por los árboles del Bosquecillo. Y terminaremos diciendo que, como buena pamplonesa, también mi madre quiso contribuir al baby boom local de 1963, y trajo a este mundo a mi hermana Edurne, nada menos que en el día del patrón San Saturnino, que como todo el mundo sabe se celebra el 29 de noviembre, y que en consecuencia pudo muy bien haber sido un día frío y lluvioso como el de la foto de la izquierda.