Erretegia dice adiós a 30 años en la Estafeta

"febrero será el fin de un ciclo", expresó Amparo Rodríguez, quien junto a su marido Miguel Navarro, el día 28 devolverá la llave del número 53 de la calle Estafeta. Cerrarán dos días antes el bar-restaurante Erretegia, que ha formado parte de su vida, trabajo y vaivén de pamploneses y turistas en el Casco Viejo de la ciudad durante casi 30 años.

El 1 de agosto de 1983 esta pareja formada por un navarro de Beruete y una vallisoletana entró en la regencia del local. "Nos marchamos porque todo tiene que llegar a su fin", resumió Amparo, que aludía a un "cúmulo de circunstancias". La cocinera de 62 años se mostraba contenta por la etapa que cerrará a finales de mes en su vida, aunque algo apenada "por supuesto", expresó.

El establecimiento dispone de una larga barra de bar en la entrada y, al fondo, de un cálido restaurante-comedor donde la chef se situaba entre los fogones y los braseros a la vista de los clientes. Con sobresaliente o notable alto en varias calificaciones de buscadores de restaurantes de internet, la experimentada cocinera destacaba de sus 30 años de trabajo en el local: "Me marcho agradecida. No he tenido nunca una bronca, ni me han rechazado ningún plato". Y tres décadas dan para mucho: "Chicos que empezaron con los padres pequeñicos a venir, ahora vienen con los hijos; o estudiantes que estaban en la universidad, que acabaron sus carreras y, ya en sus trabajos, seguían viniendo".

cocina y clientela La céntrica ubicación y la fama de "esa carne tan bien hecha", como expresaba un cliente ayer en el bar, han hecho que en este recinto hayan comido en repetidas ocasiones artistas que actuaban en Baluarte y, sobre todo, en el teatro Gayarre. "Un asiduo de aquí es Montxo Armendáriz", citó como ejemplo Amparo. Sin embargo, y subrayando el cariño que personalmente le tiene al director y guionista de cine, la cocinera confesó que para ella era el cliente habitual, "el más anónimo" y cualquiera que le había mostrado cariño y disfrutado de la comida en el local, con el que se marchará "en la cabeza" y "realmente agradecida".