pamplona - A Antonio Peinado (Jaén, 1963) no le picó el gusanillo de la fotografía. La vocación le viene de serie. "Ya a los 7 años iba detrás de todo el mundo con una cámara", cuenta. Lo que ocurre es que la vida le llevó por otros caminos y optó por licenciarse en Farmacia en Pamplona, y "aunque nunca he ejercido", fue llegar a esta ciudad y quedarse. Desde 1981. "Aquí conocí a mi mujer y formé mi familia", apunta, y el relato de las distintas ocupaciones durante estos años dan fe de su talante inquieto: ha sido profesor en Escolapios, gestor informático y hasta ha diseñado dietas especiales para residencias geriátricas. Así hasta que en 2006 decidió dejarlo todo "para ser fotógrafo al cien por cien". "Y menos mal que no tardé más", porque pudo comprarse su local en el barrio pamplonés de Buztintxuri (c/ Santos Ochandátegui, 77 bajo) y acondicionarlo con el equipo necesario antes de que asomaran los primeros embates de la condenada crisis. Se llama Geko Estudio, un nombre peculiar que también huele a infancia. "Esos pequeños reptiles captaban mi atención; me intrigaba cómo podían subir por cualquier superficie, ¡incluso en el cristal! Cuando era niño pasé muchas horas observándolos y fotografiándolos?".
Desde hace algo más de seis años es feliz de poder dedicarse a lo que más le gusta. Se le nota en el semblante y no lo oculta cuando recibe al visitante de su estudio como buen anfitrión, con un café caliente que sirve para templar fuerzas en una fría mañana de invierno antes de iniciar la conversación motivada por una noticia, sus dos nominaciones a los Premios Quijote de Fotografía que cada año organiza la Asociación de Fotógrafos de Castilla la Mancha (Afoprocam) y que son de ámbito estatal. Ya en 2013 Peinado recibió el Premio Quijote en la categoría de Bodas, y ahora compite en Infantil y en Desnudo. "Ya solo que te nominen los compañeros es una alegría", además, "puedes conocer a colegas de otros lugares y eso siempre es enriquecedor". El año pasado, la entrega fue en Almagro y el próximo 22 de febrero será en Toledo. En la edición de 2013 se presentaron 129 profesionales de todo el Estado y un jurado seleccionó solo cinco imágenes por apartado, lo cual es aun más razón de "orgullo" para Peinado, que detalla las dos fotos con las que concurre. Una de ellas "surgió de una sesión que me contrató una familia para hacerle un reportaje a sus hijas" y "en cuanto hice la foto me encantó porque transmitía la felicidad de la infancia", esa sensación de cuando nos creíamos invencibles "y los veranos parecían eternos".
La otra imagen participa en la modalidad de Desnudo. En ella aparece María Arcos Corretjé en sus últimas semanas de gestación. "Hace baile exótico y vino al estudio con rastas", así que decidieron trabajar desde esa perspectiva inusual, "incluso hicimos algunas fotos en las que cubría su cuerpo con arcilla", pero al final "nos quedamos con un posado tradicional", porque resulta que el contraste, el toque diferente, "era ella misma". "Quizá es menos espontánea, pero es más elaborada", afirma el fotógrafo, "enamorado" del blanco y negro y de todas sus posibilidades.
memoria Las ceremonias nupciales, comuniones, bautizos, reuniones familiares y encuentros de este tipo o, lo que es lo mismo, la fotografía social "es con lo que más disfruto". "Me gusta hablar con la gente que voy a retratar y conseguir que confíen en mí", sobre todo porque entonces "no es que vaya a plasmar el alma de la persona en cuestión", eso le parece muy pretencioso, pero sí es cuando, "si tienes suerte, vislumbras algo parecido y eso es fantástico".
Al margen de este género, Peinado hace mucha fotografía de producto -ha trabajado para bodegas, conserveras y otras empresas- "y lo que vaya saliendo, porque hay que vivir". También imparte clases en la Escuela Navarra de Diseño "y me encanta" porque trabaja con jóvenes que ya son aficionados, pero también con otros "a los que puedes contar desde cero lo maravilloso que es el mundo de la fotografía". Maravilloso e inabarcable, "porque es un descubrimiento continuo" que exige estar al día en técnica y tecnología. Eso sí, al margen de los artilugios, los programas y las aplicaciones, "lo más importante sigue siendo la idea y la mirada", defiende. Y recomienda a la gente que cuide más las fotos, "que no las dejen en el ordenador sin más", porque "son recuerdos, memoria".
En cuanto a su estilo, Peinado se pelea con la definición, "no es fácil", pero cree que en algunas cosas "soy muy técnico, necesito controlarlo todo", pero a partir de ese punto "me dejo llevar" y "disfruto de la libertad" que le da apostarse tras la cámara y narrar la historia que toque desde su punto de vista.