El Gran Circo Mundial se despide el domingo con un equipo de más de cien profesionales. Reivindican el circo “auténtico”, el de “verdad”, un trabajo que se transfiere de padres a hijos.

Difíciles Sanfermines para el Gran Circo Mundial, que lleva viniendo a Pamplona desde el año 1978. Las altas temperaturas han mermado la asistencia de público al festival y la fiesta en la calle se ha converido en el auténtico enemigo del circo. El año pasado la lluvia en Pamplona hizo del circo un gran refugio donde pasar la tarde con gran diversión.

El circo es una gran familia en la que conviven personas de diferentes nacionalidades que reman en la misma dirección. Se dan “relaciones sociales auténticas” entre individuos que permanecen juntos 24 horas todos los 365 días del año y que, además de ser familia, son compañeros de trabajo.

“Conocí a un matrimonio, él tenía 75 años y su mujer era 9 años más jóven. Ambos se criaron en el mismo circo y cuando el marido tenía nueve años tuvo en sus brazos a su mujer, cuando sólo era un bebé”, relata el locutor y presentador durante la función, José Manuel Navas.

El Gran Circo Mundial se mueve en España desde hace más de 40 años y lo que cambia cada año es algún artista que vienen de todas las partes del mundo.

El circo es algo puramente tradicional que pasa de padres a hijos. “Nacen ahora muchas escuelas de circo y muchos espectáculos que se hacen llamar circo y realmente no lo son. El circo auténtico, el de verdad, pasa de padres a hijos”, afirma Navas. A su vez, habla de los orígenes del payaso: “Podemos buscar de dónde vienen los trapecistas o la música clásica, pero no podemos conocer los fundamentos del payaso. No hay ningún dato, sólo sabemos de la tradición en la que el payaso se llamaba Augusto. No hay ningún registro porque ha pasado de generación en generación por vía verbal”.

El espectáculo que ofrece el circo conlleva enorme riesgo y “es uno de los motivos por los que le llega a todo el mundo y a nadie le puede dejar indiferente. Los trapecistas trabajan a 16 metros de altura sin red ni ningún tipo de protección haciendo agarres absolutamente imposibles”, destaca Navas.

Estos ejercicios tan peligrosos acarrean accidentes de vez en cuando, entonces el animador pide a los artistas que dos o tres números vuelvan a salir al escenario para que el público se quede tranquilo.

La reina de los tigres Carmen Zander ha sido en estos últimos 7 años la domadora revelación del arte del adiestramiento y presentación de fieras, habiendo triunfado en los más importantes circos de toda Alemania, así como en el Circo Royal de Suiza y en La Grande Fete Lilloise du Cirque, en la ciudad de Lillle, en el Norte de Francia.

Su acto con cinco hermosísimos tigres de Bengala ha sido consideradao como un acto circense de una doma excepcional, llena de afecto y compenetración con sus animales, moviéndose entre ellos, esta artista, como una auténtica bailarina; ofreciendo al público un número auténticamente espectacular, en el que se combina música, coreografía, un suntuoso vestuario, un llamativo y original maquillaje, y lo que es aún más importante, derrocha cada tarde y cada noche en la pista del circo una exquisita maestría y un dominio sutil a la hora de trabajar con sus tigres.

Zander ha visto reconocido su laborioso e infatigable trabajo con sus cinco tigres al habérsele otorgado el premio Pista de Bronce, en la 24 edición del prestigioso Festival Internacional de Circo de Francia, celebrado el pasado mes de enero de este 2015.