sarriguren - Él es un apasionado de la cerveza. Ella del vino. Y los dos juntos son una pareja imparable, con carrete para rato si de lo que se trata es de hablar de lúpulo, aromas o taninos. Mikel Garrués y Ana Murillo, compañeros y vecinos de Sarriguren de 37 y 34 años, han hecho de su locura un modo de vida e inauguran esta tarde junto a su casa, en la calle Bardenas Reales 68, El Retrogusto es mío. Un concepto de negocio que mezcla hostelería y tienda, mitad bar mitad vinoteca, para paladares expertos en cerveza o vino. Y también para neófitos que, bien asesorados, quieran poner vista, olfato y papilas gustativas al servicio de estos estupendos líquidos.

A ambos la afición les viene de muy lejos y, como describen en la presentación de su negocio, “nos gusta todo alimento que fermente. Mucho”. Ella es enóloga, han estado en “mil catas” y hacían cerveza en casa por gusto y retrogusto. Pero el germen de este negocio surgió en Ansoáin hace más o menos un año. Primero como un hobbie. “Allí pusimos un local pequeñito para hacer catas y a la vez hacer cerveza. Nos reuníamos con gente y abríamos muchos vinos. Y normalmente nos preguntaban si podían comprar los vinos de la cata, pero no teníamos espacio. Solo nos reuníamos con gente que no conocíamos para beber vino. De ahí surgió la necesidad de vender y de hacer algo similar, buscar un lugar donde la gente se pudiera encontrar y probar cosas distintas, y donde nosotros pudiéramos sacar algo de todo esto”, explica Mikel.

“El plan era abrir el local en Pamplona. Pero luego pensamos, ¿por qué no en Sarriguren? Si vivimos aquí, es cómodo, hay gente joven... y además podemos hacer un tipo de negocio que aquí no existe y en Pamplona más o menos sí”, añade Ana.

Para ver materializada su idea ha hecho falta mucho papeleo y horas de curro. Ahora las estanterías cargadas de etiquetas macarras, vinos naturales sin adición de sulfitos, o ecológicos o de pequeñas firmas o raros como un espumoso ancestral francés, y cervezas artesanas poco conocidas con cuerpo y carácter, más de aquí que de allá, son una realidad.

“Tenemos unas 100 referencias de vino y otras tantas de cerveza. En la cerveza hemos apostado mucho por marcas locales artesanas que igual en otros sitios todavía no se han introducido. Y en vino trabajamos con distribuidores de muchas marcas distintas, pero también con muchas bodegas pequeñitas que nos traen sus vinos directamente. Así les damos a conocer, porque para ellos es muy difícil introducirse en otro tipo de tiendas”, explica Ana. Cuidan su selección con mimo y no tienen más de dos o tres vinos de la misma bodega, con multitud de denominaciones de origen pero aproximadamente un 50% de los caldos con sello navarro.

no es una vinoteca al uso “Esto no es una vinoteca clásica. Es un poco más moderna. Hemos querido diferenciarnos y jugamos mucho con el aspecto de las cervezas y los vinos. Las cervezas son más atrevidas y hemos buscado vinos que estén a la altura”, dice Mikel. “Lo hemos equilibrado con vinos de gente joven que también se arriesga más”, cuenta Ana.

“Generalmente las vinotecas están especializadas en vino o en cerveza. Nosotros hemos querido mantener ese equilibrio. Teníamos un problema porque la cerveza tiene una imagen muy divertida, las etiquetas son muy modernas. Y en vino generalmente es todo muy serio y clásico. Así que nuestra selección de vinos también tiene un aire más modernillo”, detalla Mikel. Después cuenta la que quizás es la mayor diferencia respecto a otros locales. “Aquí no tenemos ninguna cerveza industrial de tirador”, dice. “Así que hemos apostado por tener la nuestra propia”. Un tirador fijo para su cerveza (directamente del barril al tirador y conservada en frío, como mandan los cánones), y tres grifos más en rotación.

Su creación, la Maiku Pale Ale de la marca Maiku Brewing, ha sido elaborada en la fábrica Brew & Roll de Barañáin. “Queríamos una cerveza sencilla, suave. Que no asuste a la gente que no está acostumbrada a estas cervezas, pero que tampoco sea simplona. Que agrade a todos, con lo difícil que resulta eso...”, dice Mikel. “Se nota un poco más de sabor, un poco más el amargor del lúpulo... tiene más gracia que otras que hay en el mercado. La apuesta del artesano es una cerveza más natural, con menos aditivos, refermentada en botella o en barril... eliminar todas esas cosas que se echan en la cerveza y que no son cerveza”, dice Ana.

el boom de la birra No hace demasiado tiempo, poner los sentidos alerta al enfrentarse a un caldo era casi exclusivo en el vino. Pero en los últimos años, al mismo tiempo que brotaban marcas locales, ha surgido en Navarra una importante inquietud por los zumos de cebada. Ya no vale cualquier cosa. “La cerveza se está descubriendo. De un producto súper homogéneo y siempre igual de pronto hemos pasado a tener un montón de variedades, tipos, estilos, etc... Pruebas, encuentras lo que te va y te vas metiendo. Y engancha mogollón”, expone Mikel.

Hoy, a partir de las 17.30 horas y hasta las 22.30 (horario habitual de lunes a sábado), todo aquel que quiera experimentar está invitado. “Que los vecinos se atrevan a entrar. Van a estar a gusto y lo pasarán bien seguro”, apunta Ana. “Y que se atrevan a probar cosas nuevas y a preguntar cualquier cosa, que podemos aconsejarles muy bien”, finaliza Mikel.