la feria de los ajos en Recoletas constituía aún uno de los platos fuertes de fiestas. La plaza había surgido en el siglo XVII, tras el derribo de las murallas, y fue en inicio un espacio vacío y yermo. En 1624 un caballero pamplonés, Juan de Ciriza, Secretario de Estado de Felipe IV, promovió la construcción de un convento de monjas Recoletas, dando origen a la plaza. Aquí se celebraba el mercado del carbón durante el siglo XIX, aunque con el paso del tiempo comenzaron a instalarse también los puestos de venta de ajos, lo cual daría a la plaza su nombre más popular y conocido.

Por cierto que, cuando el doctor Arazuri obtuvo su fotografía, un 8 de julio de 1962, contaba entre sus parroquianas a una pamplonesa de 35 años, Karmele Saez Azpíroz, que apenas tres meses antes había dado a luz a su segundo hijo, un morrosko de 4 kilos que habría de darle muchos disgustos, y que con el tiempo respondería al nombre de Joseba.

el paisaje urbano de hace 59 años apenas ha cambiado, a no ser por la ausencia de las casetas de venta de ajos, que han sido sustituidas por las sombrillas y las sillas de una terraza hostelera. Vemos detrás, eso sí, parte de los portales de entrada al convento de las Recoletas, y a su derecha, en ladrillo y haciendo esquina, la elegante residencia que don Juan de Ciriza mandó construirse junto al convento.

En cuanto a los Sanfermines de 1962, qué les voy a contar. Seguramente ni Karmele Saez, madre de la criatura nacida aquel año, ni mucho menos su pediatra el doctor Arazuri, podrían sospechar que, 59 años más tarde, aquel crío se habría convertido en todo un chiflado de las cosicas de Pamplona. Y que andaría, una mañana de Navidad de 2021, recorriendo la plaza de Recoletas, pasico hacia adelante y pasico hacia atrás, buscando el punto exacto desde donde repetir la antigua fotografía. Cosas veredes...