En 2021

El puente de la Magdalena reinaba solitario en las orillas del Arga, rodeado por una gigantesca corona de arbolado. Como puede verse, además del viejo puente, el único edificio que se podía alcanzar a distinguir era el del Seminario, situado a la izquierda, en lo alto de la cuesta de Beloso, con la cruz que el controvertido arquitecto Víctor Eusa había construido en el año 1931. Con ligeras variantes, era la misma vista que cualquier peregrino de la Edad Media hubiera podido observar al entrar en Pamplona, camino de Santiago.Y es que el antiquísimo puente de la Magdalena, que al igual que el barrio homónimo lleva el nombre de una antigua leprosería medieval, forma parte del camino jacobeo. Por él transitaban los caminantes que, procedentes de toda Europa, llegaban a la vieja Iruñea con la esperanza de que el apóstol de Compostela les concediera el perdón de sus pecados. Cosicas de la Edad Media, oigan...

El puente de la Magdalena, 2021

Hoy en día

El milenario puente de la Magdalena sigue exhibiendo su reflejo en las tranquilas aguas del río Arga, y es fácil comprobar que su estructura de piedra goza todavía de una magnífica salud. Y es que fue erigido en aquellos tiempos en los que las cosas se construían para que duraran casi eternamente. En realidad, observando ambas imágenes con ojo crítico, podemos comprobar que la zona fotografiada en 2021 ha experimentado un único pero muy significativo cambio. Y es que, en el estrecho margen de un año (la fotografía antigua fue obtenida hace exactamente 13 meses, en mayo de 2021), el alcalde Enrique Maya le ha endosado a la ciudad una buena dosis de mal gusto. Las desmesuradas torres de Salesianos han deformado el perfil y la línea de cielo de la ciudad desde muchísimos puntos de vista, y son todo un ejemplo del urbanismo más cateto, especulador, desarrollista e irrespetuoso. Todo un monumento al mal gusto.