Acaban de entregarse los primeros pisos de Salesianos y el desarrollo urbanístico está de sonora actualidad, tanto que sus torres se han convertido en tema de las conversaciones de la ciudad. Con 400 viviendas libres, de precios altísimos todas ellas, ha cambiado, y de raíz, el perfil, esa silueta que hasta hace poco formaban los chalés de la Media Luna.

Ahora, en cambio, la imagen es bien diferente. Cuatro torres se erigen gigantes por encima de la cuadriculada trama urbana del Ensanche. Con 14 alturas 3 de ellas, y una cuarta de 13, se han apoderado de la imagen histórica de Pamplona, mientras otras 5 más (éstas de 7 y 6 alturas), completan el desarrollo. El resultado, cuando menos, no pasa desapercibido. Arquitectos expertos en urbanismo, dos de ellos además autores del plan Salesianos, analizan la actuación, contra la que ya en su día incluso alegaron vecinos de las viviendas colindantes de la calle Leyre porque sus casas perdían algo tan sencillo como la luz del sol. No consiguieron nada. Lo único, sí que se rebajó en dos alturas la altura de las mastodónticas torres, que pasaron de 16 a 17 alturas a 14 como máximo. 

¿Singularidad o un despropósito? Las opiniones son diversas y el futuro responderá a si aquel diseño fue acertado. O no, porque hoy ya casi nadie se acuerda de qué supuso en su día el Edificio Singular.