¿100.000 euros por una bandera? ¡Por favor, que el meteorito caiga ya!”, “Espero que esté bañada en oro”, “Ahí está la pasta para traer a los Rolling Stones en Sanfermines”, “Hermanos, os la pillo en Aliexpress personalizada y la instalo por 25.000 euros”, “A este alcalde solo le gusta estirar los Sanfermines e inventarse tonterías de este tipo”, “Hay que saber invertir bien el dinero municipal. ¿Sanidad, educación, servicios sociales...? Patochadas. Donde esté un buen banderón para esconder todos los trapos sucios...”.

Los pamploneses compartieron su entusiasmo en redes sociales al conocer que una bandera de Navarra XXL teñiría de rojo el cielo de la Plaza de los Fueros sobre un mástil de 30 metros. Y más contentos se pusieron cuando supieron que había costado 178.000 euros.

El 23 de junio, llegó el día D, el izado de la gran enseña. Los altos mandos de los cuerpos policiales, los concejales de NavarraSuma y PSN y el alcalde miraban embelesados a la bandera XXL, que ondeaba al son del himno de Navarra. Aplausos y loas al símbolo foral. Piel de gallina. 

Maya, hechizado por la magia de la insignia, negó el malestar ciudadano. “No se ha generado ninguna polémica. La gente está contenta con que se haya colocado una bandera de Navarra en un lugar emblemático. Era necesaria y todo el mundo me ha hablado bien”. Y se quedó tan pancho. 

El alcalde justificó el elevado coste “porque tiene muchos condicionantes para poder funcionar a nivel estructural y de mecanismo”. Menos mal. Si no, a saber cuántas veces más se hubiera rasgado o caído al suelo.

El desastre comenzó en septiembre. Los días 13, 19, 20 y 23 se arrió la bandera por fuertes rachas de viento. “Es una recomendación de la AEMET. No hagamos chistes”, aseguró el concejal Fermín Alonso. Cada arriado costó 170 euros.

Un mes después, el 25 de octubre, las rachas antiforales rasgaron la insignia por primera vez. Y no fue ninguna broma. El Ayuntamiento, previsor, contaba con una segunda bandera de recambio y sustituyó la enseña de inmediato. La navarridad estaba a salvo por otros 1.000 euros más. 

Pero apareció otro villano: la incesante lluvia de invierno. El 16 de enero, la bandera de Navarra XXL amaneció tirada en el césped de la Plaza de los Fueros y el Consistorio movilizó a cuatro técnicos, una dotación de Policía Municipal y dos vehículos que se encargaron de doblar y recoger la bandera completamente chirriada. Según las hipótesis municipales, el peso del agua rompió una de las sirgas de sujeción.

Maya, que no podía admitir ninguna ofensa más, reclamó a la empresa suministradora la reposición de la bandera o la compensación económica correspondiente. “Su fabricación es defectuosa”, lamentó el alcalde, que ya había podido elegir mejor proveedor.

Y mientras tanto, DIARIO DE NOTICIAS desveló que la bandera, el mástil de 30 metros y el pararrayos –un enemigo que por suerte aún no ha hecho de las suyas– habían costado 178.000 euros, un 78% más del precio inicial.

Navarra Suma justificó los 78.000 euros extra en una “cimentación especial mediante micropilotes” que no estaba prevista hasta que se realizó el “estudio geotécnico”. La oposición habló de derroche, falta de cálculo y seriedad, gestión chapucera, un engaño a la ciudadanía y pidieron a Maya y Alonso que pagaran el sobrecoste de su bolsillo. Y la respuesta fue la korrika, el retrato de Asiron, la pasión por la ikurriña y la falta de navarridad. Nada nuevo.