En 1967, las fiestas de la Navarrería habían comenzado con buen ambiente, pero con una indiferencia casi total por parte de los medios de comunicación locales, que en sus portadas priorizaban temas como la tensión derivada de la guerra de Vietnam o la actividad guerrillera en Bolivia, dirigida por el mismísimo Che Guevara.
El domingo 24 de septiembre, hoy hace exactamente 56 años, el fotógrafo Eusebio Mina se echó su cámara de fotos al hombro y se lanzó a la calle para obtener unas cuantas imágenes de las fiestas de la Navarrería. En la foto vemos un nutrido grupo de pamploneses, con no menos de veintiún críos y crías, así como media docena de adultos que posan con el kiliki llamado Demonio. A la izquierda puede verse el muro de la iglesia de San Fermín de Aldapa, y a la derecha la antigua Capitanía Militar, con el cúmulo de petachos y pegotes que, en forma de balcones, balconcillos y miradores, afeaban el edificio hasta extremos insospechados.
Hoy en día, las de San Fermín Txikito se consideran las segundas fiestas de Iruñea, detrás de los sanfermines grandes, y los medios les dedican en sus páginas el espacio que merecen. Todo ello, al parecer, molesta mucho al equipo de gobierno municipal, y por ello se han dedicado a prohibir todo tipo de actos populares, culturales y musicales. Y es que en la filosofía política de la señora alcaldesa, todo aquello que ocurra en la ciudad sin darle la cuota de protagonismo que ella cree merecer, está de sobra. Así de claro.
La foto, obtenida 24 horas antes del lanzamiento del txupinazo, no refleja el ambiente alcanzado durante estas fiestas. Sí vemos, en cambio, que la iglesia de San Fermín permanece inalterable en su sitio, aunque la Capitanía Militar, antiguo Palacio Real de Navarra, ha sufrido una intervención absolutamente invasiva, que ha ignorado la historia del edificio, a la mayor gloria de su arquitecto. Cosicas tiene Pamplona...