Será la 10ª edición y llega con récord de participantes: 1.000 moteros, casi la mitad llegados desde Catalunya. Este sábado se celebra el NavaRider Day, “una fiesta, un reencuentro anual con riders, máquinas y con Navarra, su paisaje y su gastronomía”, describe su impulsor Gerard Mediavilla sobre un evento no competitivo con “un impacto económico en Navarra de unos 300.000 euros, que incluye comidas, pernoctaciones y combustible, además de todo lo que gira en torno al evento; imprenta, vídeo, fotógrafos etc...”, dice.

El itinerario circular de 400 kilómetros, con salida y llegada a Pamplona, paradas para tomar un caldo, un pintxo o comer, no está definido. “Solo hay controles de paso cada 100 kilómetros. Aunque sugerimos una ruta en nuestra web, cada participante puede tomar libremente la carretera que más se acerque a sus gustos y conducción. El tiempo máximo para realizar el recorrido son 12 horas, de sobra para disfrutar de la ruta escogida por las carreteras navarras”, explica. “La media es de 60 kilómetros por hora. Es una ruta de mucha tranquilidad”, cuenta.

Gerard se recuerda motero mucho antes de tener moto. De niño uno de sus juegos favoritos era coger un palo “e ir por ahí como si fuera el manillar”. También miraba con envidia cómo su padre y su hermano iban a trabajar a la fábrica en sendas Mobylette. “A mí no me las dejaban nunca”.

Este guipuzcoano de nacimiento y navarro de adopción tardó en desquitarse. Pero lo ha hecho a base de bien. Primero con una Vespa que le dejó un amigo, después con una Honda CB 450 que compró hace 25 años y todavía conserva. Una Yamaha Diversion 900 y la moto que maneja actualmente, la Triunph Tiger 1050, completan su historial a dos ruedas. “He probado muchas motos y la mía no la cambio. Me gusta mucho”, reconoce. 

Del ordenador a la moto

Gerard daba cursos de informática, sobre todo de Office, y acabó “muy quemado, porque empezar todos los días diciendo ‘esto es un ratón, y funciona así...’. Hubo un momento en que me planteé cambiar de profesión o de materia, porque siempre me ha gustado dar clases”.

Comenzaba el nuevo siglo y el auge de las páginas web. Decidió probar por ahí. “Se me ocurrió hacer una página de rutas en moto, motorutas. Y empecé como hobby”. Seguía impartiendo cursos de Photoshop, Ilustrator, Dreamweaver... y aplicaba esos conocimientos a su web. Primero fueron 10 rutas por Navarra “con un enfoque diferente, porque son muy originales. Uno de mis defectos es que lo que hago lo tengo que documentar. Y cuando voy con la moto primero tengo que planificar por dónde voy a ir y luego recorrer, fotografiar, visitar... Hay gente que está todo el día en la moto, yo paso más tiempo delante del ordenador”.

"Lo que hago lo tengo que documentar. Y cuando voy con la moto primero tengo que planificar por dónde voy a ir y luego recorrer, fotografiar, visitar... Hay gente que está todo el día en la moto, yo paso más tiempo delante del ordenador"

El punto de inflexión llegó en 2013. Al Departamento de Turismo se le ocurrió fomentar un paquete vinculado al mundo del motor, “también para darle un poco de bombo al Circuito de Navarra. Se dieron cuenta de que los moteros somos muy buenos clientes, porque viajamos solo con el cepillo de dientes y un par de calzoncillos”. Encargaron el proyecto a la Asociación de Hostelería y Turismo, que conocía Motorutas. “Llegamos a un acuerdo y les cedí mis rutas”. 

De igual modo, por esas fechas un amigo le invitó a la Rider 1.000 de Cataluyna, 1.000 kilómetros en 22 horas por carreteras secundarias. “En la moto vas pensando mucho, y yo pensaba: ‘esto hay que hacerlo en Navarra, pero mejor’”.

De nuevo en contacto con la Asociación de Hostelería, en 2014 nació la primera Navarider, a la que se apuntaron 370 personas, “muchas para una primera edición. Entonces no se hacían muchos eventos de este tipo. Y yo trato de distinguirme por el trato personal. A cada motero le damos una mochila que no vale para el siguiente; la camiseta de su talla y sexo, la acreditación con la foto que hayan subido, su dorsal y el nombre; unido a los vales para las comidas, caldos, tres cazuelicas al llegar a Pamplona... todo”. 

La Ruta 47

Gerard tiene “mucho vicio con las rutas. Me das un mapa de carreteras y dos horas y soy feliz. Recorriéndolo disfruto más, pero planificar me gusta”. Por eso no para quieto. En 2018 puso en marcha la Ruta 47 en sus versiones on road (asfalto) y off road (por pistas), que incluye un pasaporte motero. “Se llama así porque pasa por las 47 provincias de la península. Empiezas en Cap de Creus con la salida del sol y de ahí arrancas hasta Almería. Es como el Camino de Santiago en moto. Es una ruta para todo el mundo, está ahí para hacerla cuando quieras, como quieras y con quien quieras. Yo te ofrezco el track para que veas por dónde tienes que ir”. 

"Tengo mucho vicio con las rutas. Me das un mapa de carreteras y dos horas y soy feliz. Recorriéndolo disfruto más, pero planificar me gusta"

También impulsa el No hay huevos de acabarse España, donde propone cientos de rutas de unos 400 kilómetros por el Estado; y todos los años, el domingo antes de Nochebuena, organiza una Papanoelada motera para recaudar juguetes nuevos que donan al hospital. El año pasado congregó a 700 papás y mamás Noel motorizados. La cosa es no parar. Unos ratos en moto y otros delante del ordenador.