Javier Azqueta es ingeniero en domótica, diseña hogares inteligentes y en su tiempo libre “trastea” en subastas y portales especializados en coleccionismo, donde compra “cualquier cosa” de Pamplona que le parezca interesante: programas y entradas de San Fermín, monedas del Reino de Navarra, sellos de San Francisco Javier o el único retrato de la funambulista Remigia Echarren, la Reina del Arga. “Me atrae la historia y cultura de la ciudad”, defiende Azqueta. 

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La 'Reina del Arga' ya tiene rostro Oskar Montero

La afición le viene de lejos. Su tía Milagros era monja en un convento de Zaragoza y, como trabajaba en la recepción, recortaba los sellos de las cartas que llegaban del resto de misioneras. “Con ocho años, me regaló un álbum con sellos de todo el mundo”, recuerda. Además, su madre Goita y él miraban las pesetas que había en la cartera y se quedaban las más curiosas. “Me metieron el gusanillo”, confiesa. 

Con 10 años también comenzó a guardar el abono de su padre de las corridas de toros de San Fermín. “Me decía ‘para qué quieres esa tontería’. A veces no me daba su entrada y me enfadaba. Le tenía que insistir. La primera que tengo es del 7 de julio de 1984 y la conservaba en una caja”, relata. 

Ese juego de niños se convirtió en una afición y desde entonces Javier colecciona entradas de la Feria del Toro como si fueran cromos de fútbol. “Conocí a un señor de Segovia que vendía entradas de toda España y le compré de San Fermín. Aún tengo bastantes huecos”, reconoce.

Eso sí, atesora una reliquia que no cree que nadie más tenga: una entrada de la corrida de toros que se celebró el 8 de septiembre de 1923 por el 500 aniversario del Privilegio de la Unión. 

Entradas de la Feria del Toro de San Fermín. Iban Aguinaga

Javier también posee todos los programas originales de San Fermín desde 1922 hasta la actualidad. “El primero que compré fue el de 1931. Soy de la peña Los de Bronce y el socio número 1, El Tuli, nació ese año. Así que quería saber qué actos se organizaron”, explica. Los programas los adquiere de particulares de Pamplona y de otros lugares del Estado.

Por ejemplo, el año pasado consiguió “un buen lote” –programas de 1905, 1906, 1907 y 1911– en Madrid: “A principios del siglo XX, un señor iba a los toros a Pamplona y guardaba los programas de las fiestas. Su nieto heredó la biblioteca y entre los libros encontró los programas, que habían estado 100 años ocultos. Estaban impolutos y sin dobles”, señala.

Los actos festivos de 1905 venían con sorpresa: una entrada del 7 de julio de ese año. “Un tesoro dentro del tesoro”, indica. 

Además, Javier tiene en su poder la mayoría de los programas de la Semana Santa pamplonesa que el Ayuntamiento editó en la década de 1920. “He conseguido tres de los cuatro que sé que existen. No sé si hay alguno más. La archivera municipal, Ana Hueso, no los conocía. Así que son raros”, defiende.

San Francisco Javier

Javier también está especializado en San Francisco Javier y posee la “mayor colección del mundo” de sellos y matasellos del santo navarro. “Ya te digo que es verdad. Conozco a otros frikis y tengo más. No soy religioso ni he estudiado en los Jesuitas. Simplemente es un santo navarro con una vida curiosa que me llama la atención. Y me llamo Javier”, bromea.

Entradas de la Feria del Toro de San Fermín y sellos de San Francisco Javier. Iban Aguinaga

Entre la colección, sobresale un matasello de la antigua iglesia de San Francisco Javier de Yamaguchi que ardió en los años 90, matasellos de colegios universitarios de la India que llevan el nombre del santo navarro o un entero postal en el que aparece una réplica de hielo del castillo de Javier que se levantó en Sapporo, Japón. “Busco el nombre de Javier en todos los idiomas en webs de coleccionismo”, explica.

En la actualidad, Javier anda tras el sello que el Gobierno de Navarra sacó en 2002 por el 450 aniversario del fallecimiento del santo navarro. “No he encontrado a nadie que lo venda”, lamenta.

Su tercera gran colección la componen monedas del antiguo Reino de Navarra en las que aparecen monarcas como Carlos III El Noble o Sancho VII el Fuerte. “Se valora mucho a nivel mundial porque Navarra acuñó su propia moneda durante siglos. Hace unos años, se subastó en Alemania un ducado navarro y la puja partía de 7.000 euros”, comenta.

Una moneda del antiguo Reino de Navarra. Iban Aguinaga

En la actualidad, Javier coge elementos de la cultura navarra, busca sus equivalentes en otros lugares e inicia colecciones de sellos: txapelas y boinas, espárragos blancos y trigueros, campeonatos del mundo de pelota, fortificaciones abalaustradas como la Ciudadela, frontones de Estados Unidos, Cuba o Francia o las almadías. “Pensamos que es algo nuestro pero almadías hay en todos los valles con troncos y ríos”, expresa. 

Y, cómo no, es propietario del único retrato de la funambulista Remigia Echarren, la Reina del Arga. “En enero apareció la foto en una subasta de Madrid. La compré casi por capricho, sin saber la importancia que tenía. Pagué menos de 50 euros. Cobró un valor emocional muy importante cuando me confirmaron que era la única foto que existía de Remigia”, confiesa.

El único retrato de Remigia Echarren, la 'Reina del Arga'.

El único retrato de Remigia Echarren, la 'Reina del Arga'. Iban Aguinaga

Desde junio, el retrato, y otras piezas de su colección, se pueden observar en el Archivo de los Sanfermines. “¿Para qué tener cosas guardadas en casa y que nadie las pueda ver? Hay que enseñarlas”, subraya.