Apenas un 3,28% de las personas que se desplazan en villavesa paga en metálico el viaje, frente a más del 90% que ya lo hace con la tarjeta monedero. Los datos, facilitados por el servicio de transporte de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, constatan que la evolución tecnológica que ha tenido el Transporte Urbano Comarcal a lo largo de estos años ha sido imparable, también en los sistemas de pago. “El uso de la moneda va en descenso constante”. Quien habla es Carolina Jiménez, técnica del Departamento de Transportes de Servicios de la MCP, quien añade que, por el contrario, además de la tarjeta del TUC (la verde y blanca), el uso de la tarjeta bancaria (de forma física o a través del móvil) va ganando sitio al metálico en el pago del billete sencillo.

Cuando se habla del uso del móvil para pagar la villavesa hay que señalar que “se refiere a los viajes con tarjeta bancaria EMV de la Wallet (como en cualquier comercio)”, pero “respecto a los viajes pagados con la tarjeta bancaria, no tenemos forma de diferenciar si se han pagado con la tarjeta bancaria física o con la tarjeta emulada en el móvil”, explica Jiménez.  

El billete sencillo de la villavesa, el que no está sometido a ningún descuento y que cualquier persona que viene de fuera, por ejemplo, abona para viajar en el TUC, supone el 4,15% del total de viajes, de los cuales el 20,78% lo hacen con la tarjeta bancaria, lo que supone el 0,86% de los desplazamientos totales. Desde que se puso en marcha el pago con tarjeta bancaria, la evolución ha sido claramente ascendente, subiendo del 3,78% de los billetes sencillos pagados con tarjeta bancaria hace un año, al 27,27% en septiembre de este pasado 2023. Sin embargo, para el billete sencillo aún se usa, y mucho, el dinero metálico, en el 79,22% de los casos (datos de septiembre).

La tarjeta monedero

Es el sistema más común de pago de la villavesa, y las hay de varios tipos. Pueden ser tarjetas anónimas, tarjetas personalizadas generales, tarjetas jóvenes menores de 31 años y están también las tarjetas ciudadanas y tarjetas multiservicio que en el TUC funcionan como tarjetas anónimas. Desde la Mancomunidad precisan que se incluyen también los pagos a acompañantes (multivalidación), que “para todos los perfiles se pagan a tarifa general de monedero, excepto el primer acompañante de la tarifa de discapacidad (tarifa E) que conlleva tarifa bonificada igual a la de este perfil.

Pago de la villavesa con tarjeta o en metálico, en datos.

¿Cómo se distribuye el uso de la tarjeta monedero? Durante el año 2023 (los datos son hasta septiembre) casi el 40% de los viajes diurnos del TUC son a tarifa general de monedero, y el 1,69% a tarifa general nocturna.

El 26,31%, con tarifa bonificada

En los últimos años se ha ido incrementado el uso de las tarifas bonificadas del Transporte Urbano que implantó la Mancomunidad, mientras que el billete sencillo sin descuento solo supone el 4,15%. En la actualidad, existen cuatro perfiles de personas usuarias bonificados: mayores de 65 años (tarifa B), familias numerosas (tarifa C), discapacidad (tarifa E) y riesgo de exclusión social (tarifa F). Pues bien, durante el año 2023 el 26,31% de los viajes tuvieron tarifas bonificadas: un 11% por mayores de 65 años; un 1,45% personas con discapacidad; un 4,40% familias numerosas; y un 9,46%, personas en riesgo de inclusión social.

En lo que atañe al Abono 30 días, durante el pasado año, el 19,21% de los viajes correspondieron a títulos temporales (Abono 30 días), distribuidos de la siguiente forma: 7,83% de carácter general; 9,02% jóvenes menores de 31 años y 2,35%, familias numerosas respecto al total de viajes. 

Por último, respecto a la recarga del TUC, todavía sigue siendo la red habitual de establecimientos, más de 200 por toda la Comarca el sistema elegido para el 70% de las recargas, mientras que el otro 30% se realizó en 2023 a través de la red virtual (web y apps de móvil).

El post-it

La tarjeta que abre el contenedor y paga la villavesa. La tarjeta electrónica permite abrir a la vez el contenedor de la basura y lo mismo pagar la villavesa. Durante 2023 (datos hasta septiembre) se han activado 122.868 tarjetas multiservicio para su uso en el TUC como tarjeta anónima, a razón de unas 13.000 cada mes. Cabe recordar que también las tarjetas del TUC personalizadas (sociales y generales) se pueden activar para abrir los contenedores. Y a futuro, se trabaja por la tarjeta única, que pague a la vez el bus a Madrid y la villavesa. 

La inteligencia artificial al servicio de la villavesa: conocer la movilidad

Las nuevas tecnologías en el transporte público permiten ya conocer los hábitos de los usuarios, dónde se bajan, si hacen transbordo o no, de tal manera que, a través de la inteligencia artificial, se va a poder mejorar el servicio, sus frecuencias, poner una línea de refuerzo con la suficiente previsión... Carolina Jiménez, técnica de la MCP. señala que una vez ya implantados los nuevos “sistemas de pago basado en tarjetas”, y “todos los sistemas de ayuda a la explotación“, en este momento “el TUC lo tenemos totalmente sensorizado, es decir, tenemos información de cómo funciona el servicio”. Por eso, ahora, en el nuevo contrato con la empresa gestora TCC “queremos dar un salto cualitativo y aprovechar toda esa información que ya tenemos del servicio para, aplicando sistemas de inteligencia artificial, podamos optimizar todo lo que es la explotación del servicio”. Por ejemplo, “predecir la demanda, mejorar la oferta, adaptar el mantenimiento para que sea un mantenimiento predictivo, es decir poder gestionar y optimizar la gestión del servicio”.

La Mancomunidad trabaja en el desarrollo de tecnología para, sabiendo los hábitos, optimizar el transporte

“Es un reto que no solo es del área de transporte, sino un reto que tenemos desde todos los servicios”. Un ejemplo: “Podemos coger toda esa información para ser capaces de predecir, por ejemplo, las matrices origen-destino, es decir la movilidad de toda la Comarca, hacerlo además a tiempo real y, esa manera, poder ajustar al máximo la oferta. Luego también hay planificadores (que se han incluido en el nuevo contrato), que lo que hacen es recoger toda la información que hay de explotación del servicio, unido a información de costes, de vehículos, de conductores... Aplicando sistemas de inteligencia artificial ser capaces de planificar el servicio”.

 Se puede saber así, “no a nivel nominativo, sino de forma general, la radiografía de una villavesa en un momento dado. Aún nos queda un largo camino pero el reto que tenemos con este nuevo contrato es dar ese salto”, explica Carolina Jiménez. Las posibilidades son infinitas. “Ahora ya tenemos un sistema de predicción de ocupaciones en todas las líneas que lo pusimos en la app con el Covid. Pero queremos mejorarlo para que nos dé predicciones más amplias”. Y luego “otra variante de ese mismo sistema es el que nos permite calcular la demanda, y la matriz origen-destino. Para nosotros es muy importante saber dónde la gente se sube y se baja, y conocer por horas y lugares dónde tienes que reforzar el servicio. Porque un ciudadano puede saber, por ejemplo, si va al Sadar, cómo va de llena la villavesa y poder esperar a coger la siguiente”. Apasionante.

Del ticket de papel a la tarjeta sin contacto

Los cambios en el transporte urbano comarcal ya hace tiempo que llegaron a los sistemas de pago y ya es historia aquel famoso tique de papel de seda de los años 70 y 80, y que aún en los 90 llegó a convivir con el bonobús y hasta con la tarjeta monedero.

Un billete de villavesa antiguo.

Aquel popular billete minúsculo lo fue de distintos colores, y aún la entonces Cotup llegó a introducir sistemas de ahorro, con los billetes de dos y cuatro viajes que cortaba el conductor a mano.

Billete bonubús de villavesa.

Utilizando el bonobús para acceder a la villavesa. Archivo

El 15 de agosto de 1984 le llegó un competidor, el bonobús de cartón, que costaba 200 pesetas (20 pesetas el viaje). Fue muy popular y, de hecho, funcionó durante 15 años. A finales de los 90, un bonobús valía 550 pesetas. Lo que no permitía el bonobús era beneficiarse de ningún descuento por trasbordo, ya que el viaje corto se abonaba como otro.

La tarjeta chip o monedero lo haría posible después. Ésta entró en funcionamiento en marzo de 1998 y reducía el viaje de la villavesa de forma significativa, de 95 pesetas a 55 pesetas, mientras que el transbordo costaba 25. Esta sí se podía recargar en el cajero, lo que desapareció en 2009 con la introducción de la tarjeta sin contacto, que durante más de una década ha habido que cargarla en un estanco o panadería.

Tarjeta chip para la villavesa, de Caja Navarra.

Pagando la villavesa en metálico, en una imagen de archivo.