Aquella Txantrea de los 80, que se llenaba hasta la bandera cada domingo con el rastro, el mercadillo que nació como iniciativa popular y que el Ayuntamiento de Pamplona acabó prohibiendo, seguramente celoso de su éxito. El barrio que tenía pirámides y en las que sus auténticos faraones eran los txikis del barrio. Y que luchó hasta lo indecible para que el Ayuntamiento arreglara sus calles y sobre todo la peligrosísima avenida de Villava. Cuenta Javier Rey que en enero de 1981 se cortó el tráfico de la calle, y que el mismo alcalde Julián Balduz llamó a los vecinos para buscar una solución: “Un año después estaba urbanizada” aquella calle, una de las arterias principales de la Txantrea y en la que en los 80 y 90 se ubicaba Frenos Iruña, la serrería Gil, la fábrica de la Schweppes y la de Hilaturas Navarras. 

Javier Rey, profesor y escritor txantreano fallecido hace unos años, es el autor a título póstumo de esta obra que ha coordinado David Mariezkurrena. La Txantrea en blanco y negro acaba de salir ahora a la luz (se han editado 400 ejemplares a 15 euros), de la mano de Editorial Lamiñarra y Txantrean Auzolan. “Era una deuda pendiente con Javier Rey”, señala Mariezkurrena, quien detalla que la obra incluye decenas de imágenes (gran parte de ellas inéditas) realizadas en su día por el propio Javier Rey, así como los artículos que éste escribió entre 2017 y 2017 para la revista del barrio recordando históricos momentos.

Porque muchas personas recordarán, por ejemplo, el Burdindoki (las latas), aquel local junto a la calle San Cristóbal que fue supermercado y, tras su cierre, acabó siendo una escuela taller de soldadura y fontanería, y sala de exposiciones para el barrio los fines de semana, que terminó destruido por un fatal incendio en 1990. Pero también las reuniones en la plaza del Félix, junto a la Peña de Montaña, la ludoteca Zarata, en las Canosianas, la serrería junto al camino de las moscas en la Magdalena, o la otrora zona de Alemanes, donde era célebre el bar Irubide. 

El libro La Txantrea en blanco y negro se puede adquirir en las librerías y estancos del barrio y también en Abárzuza, Waldem, la Casa del Libro y Elkar.