Un barrio respira por muchos conductos. Con los vecinos que van y vienen cargados con las bolsas de la compra, con el carnicero y el frutero, con los que aprovechan un rato para pasarse por la cafetería o el bar, con los que sacan al perro cada mañana, con los que van a misa los domingos o con los que entran y salen de la consulta médica, lo que suele ser habitual en barrios de Pamplona con una elevada población de personas mayores, como ocurre en Azpilagaña.
Es un barrio que se ha hecho viejo antes de tiempo, crujido por grandes vías de comunicación, en tierra de nadie, pero que se resiste a perder las esencias que han permitido a su vecindario conservar la identidad como colectivo.
Uno de sus principales referentes ha recibido este jueves un emotivo homenaje en el centro de salud donde ha trabajado durante 26 años como médico de atención primaria.
A la vista del recibimiento que ha recibido y de las palabras de reconocimiento a su labor, José Antonio Cabeza Beúnza ha sido un médico excepcional, un buen doctor. Además de sus compañeros y compañeras, que son mayoría, acudieron antiguos pacientes, usuarios del centro y vecinos del barrio que han querido acompañarle en su último día como médico en activo.

Todos coinciden en señalar que si algo ha caracterizado la trayectoria del doctor Cabeza ha sido su dedicación, su entrega permanente y el cuidado de sus pacientes en cualquier circunstancia.
Consulta y atención
Cuando un usuario entraba en su consulta no había reloj que valiera. Con él nunca funcionó el tiempo recomendado por los responsables sanitarios para las atenciones. Empleaba el tiempo que hacía falta, escuchaba atento a los pacientes y hablaba con ellos de todo lo que era necesario, porque atender también sana, como suele decir.
“Al final ya estaba un poco desencantado por la evolución en los centros de atención primaria; estaba un poco cascarrabias, tal vez por su origen zaragozano, porque decía que cada vez empleaba menos tiempo como médico y más como administrativo. Ha sido un ejemplo para todos y un referente para muchos de sus pacientes, que le recuerdan por su trato y cariño” ha señalado Alejandro Valdeande, un compañero del centro de salud con el que ha trabajado más de 20 años.
José Antonio Cabeza, de 65 años, casado con Ana y padre de dos hijos (Mikel e Iñaki) comenzó a ejercer en Barañáin, aunque ha desarrollado la mayor parte de su vida profesional en el centro médico de la calle Luis Morondo, desde su construcción en 1998.
Recuerdan sus compañeros el ejemplo que ha sido para todos los que han pasado por ahí y lo poco amigo que era de las atenciones telefónicas, porque siempre ha preferido el contacto presencial, el cara a cara, como los médicos de familia de siempre.
El acto se ha celebrado en el interior del centro de salud al final de la jornada, tras concluir las atenciones de las consultas, justo en el momento en que el doctor Cabeza comenzaba a recoger las cosas de su despacho, que pese a estar en la planta baja es luminoso y da la sensación de amplitud.
Rodeado de sus compañeros y usuarios del centro, Itziar González Zudaire ha bailado un aurresku bajo los sones del txistulari Aitor Urkiza. A continuación ha tomado la palabra el organizador en la sombra del acto, Javier Yaben, que ha querido destacar la importancia de la salud pública, “la joya de la corona según la dicho” y agradecer la labor desarrollada por José Antonio Cabeza durante estos años.
Nos hemos sentido muy seguros con él, nos da mucha pena su marcha” ha señalado Yaben ejerciendo como portavoz de los cientos de usuarios que han pasado por la consulta del homenajeado en estos 26 años.
En la misma línea, Teresa Arraiza ha recodada emocionada el cariño que el doctor Cabeza puso en los cuidados de su madre. “Por eso he querido estar aquí en este momento, es una forma de agradecerle todo el bien que ha hecho”.
Un poco avergonzado ante el acto del que ha sido protagonista y con el tono bajo que acostumbra, el doctor Cabeza ha felicitado a sus compañeros por el sigilo con el que han llevado los preparativos y ha agradecido estos años de trabajo en común. “La verdad es que tenía ganas de jubilarme, pero ahora me da un poco de pena” ha asegurado.
El último en tomar la palabra ha sido Miguel Angel Alustiza, que también ha querido destacar el “buen saber” que ha demostrado Cabeza como médico. Un foto de grupo ha puesto fin al acto, después de lo cual los compañeros han compartido un aperitivo de despedida.