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Auzolangune: el nuevo coworking comunitario de la Txantrea

Los usuarios del local, ubicado en la calle Villafranca 1, pagarán parte de su estancia con horas de trabajo que dedicarán a proyectos sociales que hay en el barrio

Auzolangune: el nuevo coworking comunitario de la TxantreaJavier Bergasa

Son tres palabras que encajan a la perfección con la idiosincrasia y el espíritu de la Txantrea: Auzo –barrio–, lan –trabajo– y gune –espacio–. Según cómo se utilicen, el significado varía: Auzo-langune –espacio de trabajo en el barrio– y Auzolan-gune: un espacio para el trabajo comunitario. Ambas concepciones resumen la filosofía del proyecto que se presenta hoy: Coworking Social Auzolangune.

Este lugar compartido, ubicado en la calle Villafranca 1, es diferente y los emprendedores y freenlance pagarán parcialmente su estancia con horas de trabajo que dedicarán a proyectos sociales y de dinamización económica de la Txantrea.

“Echamos a andar con muchísima ilusión. Es una iniciativa que ha generado curiosidad entre los vecinos y les animamos a que participen porque no es un coworking comercial al uso sino una forma de hacer barrio”, defiende Iñigo Martínez Monasterio, uno de los fundadores de Coworking Social Auzolangune.

La idea surgió en 2018. La Asociación de Comercio y Hostelería Latxan se percató de que la actividad económica del barrio estaba “prácticamente relegada” al comercio y a la hostelería. “Quitando las tiendas y los bares casi no hay otro tipo de negocios”, comenta Iñigo, que a su vez es miembro y dinamizador de Latxan.

La entidad creyó que un coworking comunitario fomentaría el emprendimiento y generaría un “nuevo núcleo de actividad económica”, contactó con el Ayuntamiento de Pamplona y consiguió la cesión del local municipal de la calle Villafranca, que estaba vacío desde que la Unidad de Barrio se trasladó a Salesianas en la primavera de 2019.

Los usuarios del Coworking Social Auzolangune –hay espacio para 15 personas– pagarán parcialmente su estancia dedicando horas de trabajo a proyectos sociales y de dinamización económica de la Txantrea que se gestionarán a través de un banco del tiempo: clubes de jubilados, el centro de salud mental, el centro de salud, la despensa comunitaria de Jaki Toki, la comisión de fiestas...

“Son entidades con las que colaboraremos muy gustosamente, pero primero queremos saber la respuesta del barrio, cuántos usuarios tendremos y cuántas horas acumularemos en el banco del tiempo. No podemos repartir los huevos sin las gallinas”, comenta Iñigo. 

Coworking Social Auzolangune ofrece cinco tipos de aportación mensual: tipo A –50 euros y seis horas de trabajo comunitario–, B –75 euros y cinco horas de trabajo comunitario–, C –100 euros y cuatro horas de trabajo comunitario–, D –125 euros y tres horas de trabajo comunitario– y E: 150 euros y dos horas de trabajo comunitario. 

Además, Coworking Social Auzolangune quiere ser un referente en la dinamización económica del barrio –acompañar a personas emprendedoras, facilitar traspasos de negocios por jubilación o impulsar acciones innovadoras que revitalicen el comercio y hostelería– y pretende impulsar proyectos que dependerán de la tipología del usuario.

“Si viene un abogado, podremos ayudar a las asociaciones en labores de asesoría. Un diseñador nos permitirá otros servicios”, explica.

El horario del coworking es de 07.00 a 22.00 horas y cuenta con despachos dobles –para compartir entre dos autónomos o empresas–, sala de reuniones, espacio de descanso, mobiliario –mesas, cajoneras y sillas de estudio– e impresora.

Latxan y Corazones Happy

El local de la calle Villafranca 1 también será la sede de Corazones Happy –se dedica al ámbito de ocio y tiempo libre con personas con diversidad funcional– y la Asociación de Comercio y Hostelería Latxan.

Antes la oficina era un domicilio particular. Es un salto cualitativo porque tendremos más visibilidad y un espacio de trabajo, almacenamiento e interacción con los vecinos”, apunta Iñigo. 

Hasta ahora, Corazones Happy realizaba sus actividades interiores en la Parroquia de Santa Teresa de Jesús, situada en la calle Villafranca. “El párroco nos cedió una sala para el fin de semana. Solo estábamos los domingos a la mañana para no abusar. Estamos muy agradecidos”, reconoce la socia Begoña Garisoain.

La entidad social “está contenta” por disponer de un local propio donde organizarán cursos de gimnasia, de baile o manualidades. Corazones Happy atiende a una quincena de chavales –la mayoría son de Txantrea, San Juan, Burlada y Barañáin– que disfrutan de obras de teatro, conciertos de La Pamplonesa o comidas.