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¿El tranvía llega a Pamplona?

Un estudio diseña un recorrido de ocho kilómetros y 16 paradas que comenzaría en Villava, atravesaría cinco barrios (Txantrea, Rochapea, San Jorge, San Juan y Ermitagaña) y finalizaría en Barañáin

¿El tranvía llega a Pamplona?Alex Larretxi

Coche, moto, furgoneta, villavesa, bicicleta, patinete eléctrico y ¿tranvía? La fundación Mobilitat Sostenible i Segura de Catalunya acaba de publicar un estudio con 22 ciudades que “por sus características demográficas y configuración territorial son claras candidatas a disfrutar algún día de un servicio de tranvía”, auguran.

Y está Pamplona: ocho kilómetros, 16 paradas a 500 metros de distancia –la medida estándar– y un recorrido que comenzaría en Villava, atravesaría cinco barrios –Txantrea, Rochapea, San Jorge, San Juan y Ermitagaña– y finalizaría en Barañáin.

El proyecto, según estimaciones de la fundación, ascendería a los 115 millones de euros, el presupuesto de Iruña en 2025 es de 287,6 millones y se dedican 37,9 millones a inversiones. 

El recorrido arrancaría en Villava, en concreto, en la intersección de las calles Ezkaba y las Eras. El tranvía pasaría por delante del Instituto Pedro de Atarrabia, recorrería la vía Fermín Tirapu –en la mitad de esta calle realizaría una parada– y atravesaría la rotonda donde se ubican el Mercadona, el hotel San Fermín o el gimnasio Altafit Ronda Norte. 

Tras cruzar la rotonda, el tranvía se adentraría en la avenida Villava – ya en el barrio de la Txantrea– y el estudio propone cuatro paradas: al inicio de la avenida junto al hotel San Fermín, a la altura del parque del Mundo, en el cruce con la calle Villafranca y en la intersección con la calle Canal.

A continuación, la ruta proseguiría por la avenida Marcelo Celayeta de la Rochapea y en este barrio se situarían otras tres estaciones: en la intersección con la calle de Ansoáin, enfrente del edificio Iwer y al final de esta vía, en el cruce con las avenidas de Guipúzcoa y San Jorge.

El tranvía cruzaría horizontalmente la rotonda, proseguiría por la calle El Muelle y pararía en la estación de tren. “Nos hemos basado en los modelos europeos, que siempre pasan por la estación de ferrocarril”, explica Pau Noy, presidente de la entidad.

La propuesta continua por la avenida San Jorge, para en la mitad de la avenida –a la altura de la iglesia– y llegaría a la polémica rotonda que los vecinos piden, desde hace años, que se soterre para calmar el tráfico en la zona: unos 40.000 coches al día.

Hospitales y la UN

El diseño gira a la izquierda, asciende por la avenida Navarra y estaciona en la rotonda por la que se sale del cementerio municipal, junto a la Agrupación Deportiva San Juan.

El tranvía permanece en la avenida Navarra, se detiene cerca de la iglesia de Santa María de Ermitagaña y el hotel Albret y, al llegar a la intersección con la avenida de Barañáin, tuerce a la derecha y se adentra en el Hospital Universitario de Navarra, la CUN y la facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra.

“Los campus y los hospitales son espacios donde se genera mucha demanda”, argumenta. La propuesta de la fundación no contempla que el tranvía pase por la Universidad Pública.

Por último este medio de transporte recorre la avenida Pamplona, entra en Barañáin y la parada final se ubicaría en las inmediaciones de la plaza de los Fueros y el parque de la Constitución. 

Cuando es posible, detalla Pau, los tranvías atraviesan el centro de las ciudades porque son “zonas de elevada concentración laboral y fuerte actividad económica” a las que es difícil acceder en coche, pero en Pamplona se ha descartado por la estrechez de las calles. “La infraestructura no es la idónea”, justifica.

También se deshechó pasar por los polígonos –Landaben, Cordovilla o Areta– debido a que la mayoría de ciudadanos “no va al trabajo en transporte público, sino en coche porque siguen teniendo muchas facilidades para aparcar”, subraya.

115 millones

La fundación estima que implantar el tranvía costaría unos 115 millones de euros. “Es una cifra alta, por supuesto, pero a medio y largo plazo tiene un retorno social y económico muy importante”, defiende.

Las “ventajas”, ahonda, son “claras”: se reduce a “la mitad” el coste de transportar a cada pasajero, no contamina porque funciona con energía eléctrica, consume un tercio menosque un autobús/villavesa y una décima parte que un coche, se disminuyen las importaciones de combustibles fósiles, la accesibilidad es universal y la accidentabilidad es “prácticamente nula”.

Por todo ello, insiste, los tranvías “acostumbran a captar, por su atractivo, entre un 50 y un 100% más de pasajeros que una red de bus equivalente”.