El Ayuntamiento de Pamplona está pendiente de la autorización judicial para dar luz verde al proyecto de demolición del edificio abandonado de la antigua ikastola Jaso, en el barrio de Etxabakoitz, que lleva ocupado desde hace tiempo y donde se han producido algunos altercados del orden público.

Los últimos han ocurrido este fin de semana y se han saldado con un joven herido por arma blanca y la identificación de 45 personas después de que los policías municipales que acudieron a atender una llamada fueran atacados con piedras y botellas desde el interior del inmueble.

Hay dos personas detenidas por estos hechos, mientras patrullas de la Policía Municipal mantienen este lunes una discreta vigilancia en la zona.

Una imagen del momento de la intervención de los agentes de Policía Municipal y Policía Foral. Diario de Noticias

Fuentes oficiales han confirmado que el origen de los incidentes fue una disputa entre dos grupos rivales que ocupan el edificio, medio centenar en total, que acabó en una pelea multitudinaria en la noche del sábado al domingo.

Hubo lanzamiento de objetos, botellas de cristal y palos, lo que obligó a desplegar un amplio dispositivo policial y dar respaldo a los sanitarios que se personaron en el lugar para atender a dos personas que resultaron heridas.

En la intervención, agentes de Policía Municipal procedieron a identificar a todas las personas que se encontraban en el lugar. Ese mismo domingo por la tarde, se volvió a intervenir en las inmediaciones con un grupo de unas diez personas, varias de las cuales estaban relacionadas con el incidente anterior.

En ambas intervenciones la actuación de Policía Municipal contó con la colaboración de Policía Foral. Para evitar que episodios de este tipo vuelvan a repetirse, se ha acordado mantener una vigilancia permanente.

Desde hace años, el lugar se ha convertido en un refugio para personas sin hogar que viven o pasan por Pamplona, lo que ha generado algunos problemas de seguridad y de quejas vecinales.

En el último foro de barrio celebrado a finales de mayo el Ayuntamiento anunció el acuerdo con los propietarios del terreno para derribar el edificio y acondicionar el solar. Paralelamente, el área de Acción Social mantiene un programa de seguimiento con las personas que viven en el edificio abandonado.

Desde el mes de enero, el Ayuntamiento, a través de las áreas de Acción Comunitaria y de Seguridad y Convivencia Ciudadana, viene controlando a las personas que se encuentran en el antiguo edificio de la ikastola Jaso. Normalmente se acude dos veces por semana, en horario de mañana y de noche. En este tiempo, se ha identificado a más de 200 personas por parte de Policía Municipal. La última vez, la semana pasada, se identificaron 47 personas.

Dada la concentración de personas sin hogar en este espacio, desde el mes de abril se realizan patrullajes intensivos en la zona, para evitar conflictos y peleas. En este dispositivo participan tanto Policía Municipal como Policía Foral. Además, Policía Comunitaria mantiene reuniones periódicas con asociaciones de vecinos y diferentes colectivos para explicar todo lo que se está haciendo desde Policía Municipal. En los últimos meses se ha detenido a 30 personas relacionadas con el entorno de Jaso.

El derribo, única solución

El Ayuntamiento , junto con la ikastola Jaso, propietaria del inmueble, solicitaron en junio el derribo del edificio al Consorcio de Alta Velocidad, ya que éste está afectado por el PSIS de Tren de Alta Velocidad que engloba toda la zona. El derribo, cifrado en 141.938,74 euros, podría hacerse a través de un convenio urbanístico entre la ikastola y el Consorcio de Alta Velocidad, como administración única actuante, que permitirá a la propietaria de la parcela buscar financiación para adelantar los costes del derribo y la limpieza del solar. El coste del derribo está valorado en 141.000 euros.

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Para llevar a cabo el derribo, la propietaria del inmueble necesita una autorización judicial sobre su solicitud de desalojo, además de la rúbrica del convenio con el Consorcio de Alta Velocidad. El Ayuntamiento ha mostrado su apoyo a la propietaria en sus demandas, ya que considera que el derribo del edificio es la única solución, dadas sus deficiencias y el hecho de encontrarse fuera de ordenación.

El inmueble permanece abandonado desde hace ya veinte años, cuando la ikastola Jaso se trasladó a su ubicación actual, en el barrio de Mendebaldea. Entonces se procedió al cierre de todos los huecos de ventanas y puertas y accesos, para impedir la entrada de terceros. Sin embargo, en los últimos años, el edificio ha sido ocupados por personas en situación de desprotección que lo están utilizando como infravivienda.