PAMPLONA. El Colectivo de Presos de ETA (EPPK en las siglas en euskera) ha distribuido sendas cartas de los reclusos Koldo Hermosa Urra, del centro penitenciario de Ocaña, en Toledo, y de Iosu Ordóñez Fernández, de Puerto Santa María en Cádiz, en las que apuestan por "un proceso democrático y en ese camino es ineludible que la política penitenciaria de los Estados español y francés se fundamente exclusivamente en una política democrática". En este sentido, denuncia que "ambos estados han demostrado claramente que su voluntad nunca ha sido democrática, y a esta falta de voluntad de los estados, hay que hacerle frente con la presión popular" y, más concretamente, en el colectivo de presos de ETA, "con las movilizaciones que llevaremos a cabo en este nuevo año".
Asimismo, Ordóñez subraya que de los 746 presos que componen el EPPK (166 en el Estado francés y 580 en el Estado español), sólo siete -un 1%- "se encuentran en cárceles del País Vasco, contrariamente a lo estipulado por la Constitución española". Ordóñez asegura que el EPPK seguirá reivindicando una "solución política a un problema estrictamente político, por medio del diálogo y la negociación, aunque los Estados francés y español sigan utilizando la represión como único instrumento para hacer callar nuestras voces y nuestro derecho a elegir nuestro futuro como pueblo".
De esta manera comenzó el EPPK su tercera semana "de lucha". En el texto, el colectivo recuerda que, durante el año pasado, denunció la desaparición de Ion Anza, y la prohibición de estudiar en las prisiones francesas. A ello, se sumó "la dinámica de respuesta por los cacheos que el Gobierno español ha impuesto a sus familiares y amigos para llevar a cabo las visitas". En líneas generales, la campaña está cosechando un seguimiento escaso y desigual en cada prisión.
Fue el pasado 4 de enero cuando el colectivo de presos convocó a los 746 reclusos de la banda terrorista a una campaña de protesta que incluía encierros en las celdas, ayunos e interrupción de las comunicaciones telefónicas, en protesta por la "cruenta" política penitenciaria. Para ello, en cada da prisión ETA ha establecido un "comité" liderado por un recluso de la banda encargado de fijar el calendario y el ritmo de las acciones. El grado de implicación de cada uno de los "cabecillas" con las tesis oficiales de la banda determina el éxito de las protestas, que han sido secundadas en mayor o menor medida en todas las cárceles, salvo en la de Zuera (Zaragoza), donde Interior ha trasladado a los presos más críticos con la dirección.