pamplona. "Este viaje a la cárcel de Vitoria ha sido diferente". Maite Goizueta empezó a asimilar ayer el significado de la declaración de ETA, cuando fue a recoger a su pareja, Kepa Pikabea, a Langraitz. Pikabea, preso de ETA que ha mostrado su rechazo a la violencia y que disfruta de permisos para salir de la prisión, también estaba feliz. "La noticia nos provocó una gran alegría en Nanclares, aunque ya la esperábamos. Soñábamos con este día", explicaba Pikabea al otro lado del teléfono en su camino hacia Donostia.

También él reconoció que le estaba costando asimilar que el comunicado de ETA era cierto y, mirando hacia adelante, veía que había mucho trabajo por hacer en el lado humano, el de la convivencia y las víctimas. "Hay que trabajar para que lo que ha pasado no vuelva a pasar, depende de nosotros", añadía Pikabea.

Goizueta apuntó que, tras conocer la noticia el jueves por la tarde, le vinieron a la cabeza, precisamente, todos esos que ya no están como consecuencia de la violencia política y sus familias. "Y también quiero recalcar que hay familias en Euskal Herria, ni una ni dos, que continúan con sus familiares desaparecidos, que también deben ser tenidas en cuenta", reflexionó.

Aunque añadió que lo que más le interesa es que ahora se trabaje para intentar "cerrar las heridas que siguen abiertas para que, aunque las marcas no vayan a desaparecer, al menos, se supuren". "Debemos reconocer mutuamente el daño causado y reconocer que las víctimas no están sólo en un lado", insistió Goizueta "porque, si no, no cicatrizarán". Aunque concretó que intentar cerrar esas heridas no significa olvidar, "sólo tratar de no reabrirlas".

cambios Veinticuatro horas después del comunicado y a la vuelta de Nanclares, Goizueta también consideró que "tiene que haber algún cambio en la política penitenciaria" actual.

Pikabea también se mostró esperanzado de que, en la nueva situación, podrían llegar resultados políticos importantes: "Si los vascos nos damos la mano llegarán unos resultados políticos increíbles que pueden no gustar o preocupar en algunos sectores de Madrid".

Tras el viaje desde Langraitz, Pikabea y Goizueta tenían ayer una cena pendiente con varios amigos: "Hay que celebrarlo, es el día con el que llevábamos años soñando".