Las multitudinarias y continuadas protestas de los vecinos del barrio de Gamonal (Burgos) contra la conversión de una parte de la calle Vitoria en un bulevar han sacado a la superficie la figura de Antonio Miguel Méndez Pozo, un empresario de la comunicación y el ladrillo con estrechas y variadas conexiones con Navarra, que es el ideólogo de este contestado proyecto -y quien lo redactó- que finalmente la rebelión popular ha conseguido parar de forma definitiva.

Accionista mayoritario de la firma Promotora de Medios de Castilla y León (Promecal), Méndez Pozo es también el principal dueño de Navarra Televisión, el canal que inició sus emisiones en mayo de 2012 y cuya supervivencia depende de las subvenciones que le concede el Gobierno de Navarra. Solo en los dos últimos años ha recibido 3,3 millones de euros de fondos públicos: 1,9 millones en 2012 y 1,4 en 2013. Para el recién iniciado 2014, el Ejecutivo foral prevé una nueva ayuda de 1,5 millones.

La presencia de Michel -así le llaman sus cercanos- Méndez Pozo en los medios audiovisuales de la Comunidad Foral es muy anterior a este último proyecto. Ya en 2002 puso en funcionamiento Canal 6 Navarra, que se mantuvo en antena -también con ayudas públicas- hasta que recogió el testigo la actual Navarra TV, que absorbió a la extinta Popular TV impulsada por la Cope.

La dependencia de Navarra TV de Burgos es absoluta. Desde la capital castellana se toman todas las decisiones relativas a este canal. Es Gregorio Méndez, el tercer hijo de Michel, quien lleva la gestión en primera persona, incluidas las reuniones de importancia que con distinta frecuencia establece con representantes del Gobierno de Navarra.

También son directivos de Promecal los que se desplazan desde Burgos a Pamplona cuando hay que tomar decisiones que afectan a la plantilla de Navarra TV, incluidas las relativas a despidos. Los últimos tuvieron lugar en febrero de 2013. Fueron nueve los trabajadores a los que se rescindió el contrato con el argumento de que la reducción de las ayudas públicas -de 1,9 millones a 1,4- obligaba a ello.

Navarra TV, que incumple el trato que debe dar al euskera al que está obligado por contrato, ejerce también su influencia para evitar que ETB normalice sus emisiones en la Comunidad Foral. Basta recordar el editorial que hizo cuando el canal autonómico vasco anunció en diciembre que digitalizaba su señal en Navarra, y en el que llegaba a apelar al Gobierno y al Parlamento foral para que lo impidieran. Por el momento, los ejecutivos de Navarra y la CAV han creado una comisión de trabajo para regularizar estas emisiones, pero no se han producido avances significativos para satisfacer esta amplia demanda social.

Con la dependencia que este canal tiene del dinero público no hay que hacer ninguna investigación para averiguar cuál es su línea editorial, basada en agradar a UPN por encima de cualquier otro objetivo.

editó 'la estafeta' Michel Méndez Pozo ha cimentado buena parte de su entramado empresarial a partir de una potente red de medios de comunicación, que ha tratado de utilizar para influir en el poder político cuando las condiciones se lo permiten. Dicho de otra forma, cuando la ausencia de subvenciones le dan vía libre para imponer sus intereses.

En la actualidad, está al frente de un grupo editorial que edita nueve periódicos de información general, cinco en Castilla y León (Diario de Ávila, Diario de Burgos, Diario Palentino, El Adelantado de Segovia y El Día de Valladolid) y cuatro en Castilla-La Mancha (La Tribuna de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo).

Méndez también tuvo una incursión en la prensa escrita en Navarra. Fue en 2004. El 16 de mayo lanzó el periódico La Estafeta. La aventura, en esta ocasión sin ayudas públicas, duró poco más de un año. En junio de 2005 echó la persiana y puso fin a un periplo en el que el diario pasó sin pena ni gloria.

socio de antonio catalán No terminan aquí sus conexiones con Navarra. Es socio del empresario corellano Antonio Catalán en su cadena hotelera de la que, al menos hasta hace muy poco, poseía el 5% del negocio.

También está acreditada la influencia que ejerció Méndez Pozo durante el proceso de creación de Banca Cívica, en el que inicialmente confluyeron Caja Navarra, Caja de Burgos y Caja Canarias antes de que Cajasol se sumara a la ruinosa fusión.

Entre los numerosos cargos que acumula están los de presidente de la Fundación Silos, de la Fundación Atapuerca... y de la Cámara de Comercio de Burgos, y es conocida su amistad con Javier Taberna, que ocupa su mismo puesto en la Cámara de Comercio de Navarra.

Hábil en sus relaciones con el poder, se considera amigo íntimo de José María Aznar. Pero Méndez Pozo no ha limitado sus confianzas a políticos del PP. Las ha extendido también al PSOE siempre con el fin de potenciar sus negocios, algunos de ellos fruto de recalificaciones de dudosa legalidad.

Sus excesos le llevaron a la cárcel en 1994 para cumplir una condena de 7 años por beneficiarse de un plan urbanístico que conoció "cuando la información no era publicable", gracias a su influencia sobre el entonces alcalde de Burgos, José María Peña (PP), quien fue condenado por prevaricación a 12 años de inhabilitación para cargo público e indultado en 2001. Méndez, por su parte, eludió la prisión nueve meses después al conseguir el tercer grado en tiempo récord.

En el proyecto de Gamonal, Méndez fue por delante del Ayuntamiento. De hecho, lo publicó, lo defendió y lo promocionó en su Diario de Burgos en agosto de 2011, un mes antes de que el Consistorio convocase un concurso supuestamente anónimo que ganó MBG, una de sus empresas que dirige su hija Blanca.

Decidido el plan maestro para Gamonal, faltaba adjudicar la obra. Fue para una UTE de dos constructoras de Burgos, una de las cuales -Aroasa, del grupo Arranz Acinas- ha hecho decenas de trabajos con Méndez. Y la otra -Copsa- es socia de este empresario en otros negocios.

A simple vista, la presencia de Méndez en el proyecto se limitaba al cobro de 240.000 euros por diseñar el proyecto, pero para MBG se había reservado la dirección de la obra, que es la que propone las ampliaciones de presupuesto y de donde, muy probablemente, hubiera sacado una suculenta tajada -si la rebelión popular no lo llega a impedir- como ha hecho con el nuevo hospital de Burgos, que acumula 200 millones en sobrecostes.