Pamplona - El proceso de refundación de Sortu mantiene la esencia ideológica de la izquierda abertzale en busca de un nuevo modelo organizativo. Todo se debe concretar ahora en la ponencia Zohardia (infinito) para cuyo debate se han registrado ya 1.200 personas en Navarra y 6.000 en el conjunto de los territorios. Un proceso congresual del que saldrá un partido liderado por Arnaldo Otegi, y de cuya dirección también formarán parte Arkaitz Rodriguez y Sonia Jacinto. Al igual que Zabaleta, encausados por el proyecto Bateragune que sentó las bases de la apuesta de la izquierda abertzale por las vías exclusivamente políticas, y por el que fueron condenados a seis años. Hace 13 meses abandonaron la prisión tras cumplir íntegramente la pena. Rafa Díez continúa allí.
¿Cómo llega Miren Zabaleta a ser la coordinadora de Sortu en Navarra?
-Hace ocho años miles de militantes realizamos una apuesta política, la misma que ahora nos ha impulsado a conformar la nueva dirección que continúe con más fuerza y ganas si cabe, el camino emprendido. Que no es otro que la de activar las condiciones sociales y políticas que se han generado tras décadas de lucha.
¿Es la continuidad del proceso Bateragune?
-Bateragune es el símbolo del debate estratégico que se dio en el seno de la izquierda abertzale y que terminó con la declaración de Zutik Euskal Herria, que apuesta por una estrategia política de confrontación democrática. Fue en ese contexto del 2008-2009 donde conocí a Arnaldo Otegi y al resto de mis compañeros, y a partir de entonces compartimos la firme convicción de que por esa vía es posible alcanzar un estadio de paz y una República Vasca socialmente avanzada para Euskal Herria.
¿En qué medida condiciona el paso por la cárcel la reflexión política actual?
-La cárcel es dura, pero también puede hacerte más fuerte en tus convicciones. De que un país mejor y una paz integral merecen la pena. Además, la cárcel también puede hacerte más consciente de las circunstancias y de los retos de una sociedad. No olvidemos que la cárcel y las bolsas de exclusión social son uno de los termómetros de la realidad social.
Que haya una candidatura y una ponencia, ¿es síntoma de unidad o de falta de debate?
-Entendemos que si no se ha presentado ninguna otra ponencia es porque las miles de personas acreditadas entienden que la línea de actuación política y organizativa planteada es la adecuada. Así lo hemos podido constatar en las presentaciones y debates que se han realizado pueblo a pueblo.
¿Por qué es necesario refundar Sortu?
-Sortu fue legalizado y eso supuso un triunfo en sí mismo. Además contribuyó a impulsar la nueva estrategia y por tanto a conformar la Euskal Herria que hoy en día conocemos. Pero dicho eso, Sortu apostó por implementar el nuevo ciclo político con un esquema demasiado lineal en el que primero se resolvían todas las consecuencias del conflicto y después se apostaría por el proceso político. Quizá no se calculó el poder del Estado para bloquear esto. Y no se tomó tiempo suficiente para reflexionar sobre un nuevo modelo organizativo y de acción política.
¿La refundación implica una autocrítica?
-Todo congreso conlleva algo de autocrítica. Si no, no sería un congreso de debate. Y además estamos hablando de refundar Sortu. Lo cual implica reinventarnos para tratar de aflorar las potencialidades del independentismo de izquierdas en Nafarroa y en Euskal Herria.
¿En qué va a cambiar Sortu?
-El congreso plantea tres grandes objetivos. El primero, dotar a la izquierda abertzale de un nuevo instrumento político caracterizándolo como partido-movimiento. El segundo es analizar cómo conseguimos que la mayoría social de este país comparta la necesidad de un Estado propio que nos devuelva la democracia y la soberanía nacional y social. Y en tercer lugar, la de cerrar la fase anterior con la vuelta a casa de los presos y la resolución de todas las consecuencias del conflicto.
¿El modelo de partido asambleario tradicional había quedado obsoleto?
-Había que crear una organización más eficaz en la que la democracia interna, la transparencia y la participación de sus militantes sean clave. Que dé lugar a formas de militar de diversas intensidades y formas. Por otra parte, entendemos que Sortu debe ser además de un partido, un movimiento vivo y rebelde, capaz de aglutinar las dos tradiciones propias: la de un movimiento político con participación y activismo, y la de un partido con capacidad de síntesis y una línea política eficaz.
¿Es realista hablar de independencia en 2026?
-Es realista y es necesario. Europa está al borde del colapso, con Escocia a punto de realizar su segundo referéndum de independencia, con España abriendo el melón del régimen del 78 y con un referéndum en marcha en Catalunya. Así que todo es posible y realista si la mayoría de la sociedad así lo decide.
¿También en Navarra?
-Sortu propone una República Vasca confederal. Eso implica una estrategia confederal en el que cada territorio lleve a cabo un proceso constituyente propio acorde con sus ritmos e idiosincrasia. Es decir, con el apoyo mayoritario de la ciudadanía de cada territorio.
¿Eso implica cambiar el Amejoramiento?
-Nafarroa necesita un nuevo estatus jurídico-político que le permita superar décadas de régimen de una elite política-financiera corrupta, clientelar y excluyente, y que permita construir un nuevo modelo. Con una sola condición: darle la palabra a la ciudadanía. Esa que tanto miedo le da a las fuerzas del régimen. Si la mayoría de la sociedad así lo decide, la soberanía plena será posible.
¿En qué términos se debe dar esa reforma?
-La apuesta de Sortu es clara: reconocimiento y defensa de la identidad, y soberanía de Nafarroa como sujeto político de decisión. Será la ciudadanía navarra la que decida de qué marco jurídico-político quiere dotarse. Plenamente soberana para establecer sus relaciones con el resto de los territorios vascos y el Estado.
Pero hace falta una mayoría amplia, y una cosa es sumar para el cambio institucional, y otra lograr una mayoría para avanzar en un proyecto institucional-soberanista.
-Sí. pero entendemos que tras el impulso del cambio institucional hay una mayoría social que además de desalojar a UPN de las instituciones también quiere otro modelo para Nafarroa. Y las claves que posibilitaron traer el cambio son las que permitirán avanzar al cambio: movilización social y empoderamiento de las mayorías, colaboración entre diferentes y trabajo institucional para desterrar el viejo régimen. Abertzales y no abertzales podemos confluir en esa meta común.
¿Cómo valora el cambio en Navarra?
-Muy positivamente, por muchos matices que pueda haber. Creo que ha marcado un antes y un después en la sociología y en la política. El cambio tiene que avanzar en la línea expuesta y nuestro objetivo desde EH Bildu es contribuir a ello. Dicho eso, claro que nos gustaría avanzar con más rapidez en muchas cuestiones. Tenemos que ser autocríticos al respecto.
¿Le falta valentía al Gobierno?
-No es cuestión de valentía sino de avanzar en la línea del cambio acordado entre todos. Como parte de EH Bildu e impulsor del Acuerdo Programático, Sortu apoya al Gobierno del cambio.
¿Comprende las dificultades para avanzar en determinadas cuestiones?
-Las dificultades son evidentes. Hay un régimen que se niega a marcharse que trata de condicionar las posiciones del Gobierno y de crear fisuras entre las fuerzas del cambio. Ante eso tenemos dos opciones: o bailar al ritmo de esas fuerzas o avanzar en el cambio.
En la normalización del euskera por ejemplo, hay diferencias incluso en el propio cuatripartito y es dificulta el cambio.
-Sí, demasiado en nuestra opinión. Porque el euskara no es una cuestión sólo de los euskaldunes o euskaltzales. El euskara es patrimonio navarro, y no puede haber ciudadanos con más o menos derechos. Es cuestión de democracia.
¿Cómo es la relación con el resto de fuerzas del cambio?
-A eso debería responder quizás el conjunto de EH Bildu. Pero dicho eso, supongo que no está exenta de contradicciones en cuanto que tenemos proyectos políticos diferentes pero, a su vez, con la firme convicción y responsabilidad de todos respecto al cambio.
¿La apuesta por EH Bildu es permanente?
-Sí. No sólo permanente sino estratégica. Entendemos que EH Bildu es la opción con la que las personas progresistas y soberanistas de Euskal Herria y Nafarroa pueden confluir. Desde Sortu creemos que EH Bildu constituye la unidad popular del siglo XXI en cuanto aglutinadora de partidos y personas.
¿En qué medida ha condicionado a Sortu la irrupción de Podemos?
-No hay una relación directa. La refundación de Sortu responde a dos grandes cuestiones. La primera es una reflexión interna de la izquierda abertzale, en el proceso denominado Abian. Y la segunda es la constatación de que es necesario impulsar al independentismo de izquierdas en Euskal Herria y Nafarroa.
La ponencia habla también de cerrar definitivamente las consecuencias del conflicto. ¿Se marcan plazos?
-En Zohardia no hablamos de ningún plazo temporal. Lo que entendemos es que la consecución de una paz definitiva es un reto que no puede esperar y que vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que eso suceda.
¿Ve al Estado en disposición de superar la actual situación?
-El Estado ya trató de impedir el cambio de estrategia obstaculizando su debate a golpe de detenciones, y ahora trata de obstaculizar la resolución de todas las consecuencias del conflicto, como el desarme, el reconocimiento de todas las víctimas o la vuelta a casa de presos y represaliados. Madrid siempre se ha se sentido más cómodo en el escenario anterior y trata de perpetuarlo para no tener que abordar la cuestión política subyacente.
¿Por dónde debe avanzar entonces el proceso del final de la violencia?
-Creemos que la voluntad de paz en la sociedad es imparable y la voluntad de la izquierda abertzale incuestionable. Lo razonable sería avanzar de acuerdo con los estándares internacionales hacia una paz justa, integral y duradera. Otra cuestión es que en este país la paz también es algo que hay que pelear.
¿No es imprescindible el desarme unilateral de ETA?
-ETA ha manifestado reiteradamente su voluntad de desarme. Lo terrible, inexplicable e irresponsable es que el Estado no sólo no lo impulse sino que trate de impedirlo. Ejemplo de ello, la detención de Mikel Irastortza supuesto responsable del desarme hace un mes o que llamaran a la Audiencia Nacional a los verificadores internacionales.
¿Cómo interpreta los sucesos de Altsasu?
-Es un despropósito que ha vuelto a mostrar con toda su crudeza la vigencia de la legislación y los tribunales de excepción en Euskal Herria. Por ello, pedimos la excarcelación de los siete jóvenes encarcelados. La respuesta dada en Altsasu el sábado pasado es ejemplar y muestra que las gentes de Altsasu y Euskal Herria no están dispuestas a retroceder en el tiempo. Asimismo, creemos que detrás de estas detenciones hay un objetivo de criminalizar e imposibilitar la reivindicación de la desmilitarización de Euskal Herria.
En lo que se refiere al final de la violencia, ¿hay cohesión dentro de la izquierda abertzale?
-El proceso de refundación muestra que la izquierda abertzale está en marcha y la adhesión a las propuestas ha sido muy elevada.