Los pleitos entre Navarra y el Estado han conocido secuestros franquistas, promesas incumplidas y dilaciones sin sentido.

Pero el actual traspaso se aceleró a finales de octubre de 2018, cuando la entonces presidenta del Gobierno foral, Uxue Barkos, alcanzó un acuerdo con el todavía presidente del Ejecutivo central, Pedro Sánchez. La interinidad primero y la pandemia después han retrasado todos los plazos de un episodio que se remonta a los años veinte del siglo pasado.

Navarra contaba desde 1928 con un cuerpo específico de patrulleros el Cuerpo de Carreteras, germen de la Policía Foral que se quedó sin funciones diez años después, cuando en plena contienda Franco les retiró las competencias.

Fue algo puntual, porque tras la Guerra Civil y varias quejas de la Diputación ya empezaban los conflictos competenciales se devolvió la tarea a Navarra. Fue, no obstante, una cesión fugaz: con el ministro Camilo Alonso Vega llegó el decreto de 1962 que estableció la primacía de la Guardia Civil en todo lo relativo a carreteras vigilancia, recaudación de multas..., y solo en democracia y ya con el Amejoramiento la Policía Foral pudo poco a poco ir recuperando terreno.

Eso sí, las cosas de comer, los casi 12 millones de euros en multas que se recaudan en carreteras que pagan exclusivamente los contribuyentes navarros, se ingresan en las arcas del Estado. Ahora esto también cambiará.

Entonces se planteó el siguiente nivel, reclamar la exclusividad que no se ha materializado ni con PSOE ni con el PP.

Aunque tuvo una constante: la unánime posición de los políticos navarros, siempre a favor de la transferencia. En abril del año 2000, Sanz se jactaba de haber arrancado a Aznar el compromiso de un traspaso en exclusividad para el año siguiente, pero quedó en nada en tiempos en los que la amenaza del terrorismo terminaba aflorando en cualquier debate sobre seguridad.

Es un punto de partida que solo ha cambiado con Esparza al frente de UPN, que ha puesto muchas más pegas que sus antecesores.

El mismo Sanz volvió a pedir la competencia al Gobierno de Zapatero, pero no se encontró más que con largas. Manuel Chaves hoy inhabilitado por el caso ERE, entonces ministro elogió la "lealtad" de Sanz, que si bien avisó de que no importunaría al Gobierno obsesionándose con un modelo en el que no creía la cooperación entre cuerpos le parecía bien no dejó de reclamar la vuelta de Tráfico. "Es una competencia que el Gobierno de Navarra reclama desde hace mucho", subrayó Chaves.

"Y vamos a ver si somos capaces de desatascarla". No fueron capaces. El debate siguió ahí, en 2015 Uxue Barkos dijo que había que defender la transferencia "con ambición", y en octubre de 2018 Sánchez le prometió por fin el traspaso.

Pero la debilidad del Ejecutivo central y luego la interinidad impidió materializar el traspaso, pendiente desde hace 80 años en los que Navarra ha sabido mantener una postura común sin que hasta ahora haya habido fisuras, salvo los titubeos de Esparza al frente de UPN. Solo ahora, tras varios amagos sin dar, se va a materializar.