La derecha navarra no puede encarar peor el último año antes de las elecciones forales. Su espacio político ya no es el más grande y arrastra desde hace años una tendencia a la baja. Pero a diferencia de lo que ocurrió en 2019, cuando UPN, PP y Cs se agruparon en Navarra Suma -coalición que justo ayer cumplió tres años-, todo apunta a que en 2023 ese espectro político acudirá todavía más atomizado, con el añadido de que Vox hoy tiene muchísima más fuerza que en 2019.

Todo por las respectivas crisis internas que ahora mismo viven los tres partidos de la coalición, y que derivan de tensiones intestinas por liderazgos, nombres, formas y sitios, acentuados (sobre todo en el caso de UPN) por los siete años lejos del poder. Pero también hay un contexto más general: la convulsa reorganización de todo un espacio político que desde 2018 está en la oposición, acosado por la izquierda por el PSOE, que ha cambiado de aliados y estrategia política, y por la extrema derecha de Vox, cuyo discurso cada vez cala más en una sociedad polarizada. Una tensión que no es buena para afrontar ningún ciclo electoral y que no viene bien en los planes de recuperar el poder a corto plazo.

RECUERDOS DE ESCISIÓN

La crisis más grave se está viviendo en UPN, que está al borde de la escisión. No sería la primera vez: ya ocurrió en el pasado con CDN. Ahora, la revuelta interna protagonizada por los diputados Sergio Sayas y Carlos García Adanero podría derivar en un cisma.

Los diputados, que se negaron a acatar la orden de Esparza de apoyar la reforma laboral de Sánchez, ya han puesto en marcha una “plataforma cívica”. Adanero y Sayas son dos políticos con experiencia y con bastante buen olfato para detectar el ambiente de la calle. Contagiados de la política madrileña, saben que un partido al uso en estos tiempos puede no ser la mejor herramienta. Su plataforma, todavía sin nombre, será más parecido a un movimiento. Eso les permite superar la rigidez que a veces afecta a los partidos y dar una imagen más amable y abierta (por definición, una plataforma es una agrupación donde se reúnen los diferentes). “Un espacio de libertad sin peajes”, decía Sayas. Su desventaja puede ser su virtud: estas plataformas suelen ser de un único uso, para una única cita electoral. Pero permiten desplegar toda la potencia de una vez.

La plataforma, que ponen en marcha el candidato que obtuvo el 42% de los apoyos en el último congreso de UPN y el miembro más votado de la ejecutiva de Esparza, ya tiene 631 apoyos. Cuidado, porque Sayas y Adanero son dos personas muy conocidas y podrían arrastrar a mucha gente con ellos, perspectiva que Esparza ve con horror. Puede ser muy grave si se instala que, además, hay un debate de fondo: una lucha entre los esparzistas, alumnos de Sanz y que creen que el futuro de UPN pasa por despojarse todo lo que pueda de su imagen de derecha, volver a la centralidad y el regionalismo y desde ahí tratar de cortejar al PSN; y los diputadistas, que como ellos mismos dicen quieren ser “alternativa” a Sánchez. Un carajal de esas dimensiones desmembraría al partido, que no está para tirar cohetes.

SITIO PARA CINCO

La segunda pata de Navarra Suma fue Ciudadanos. En marzo de 2019 era el partido de moda: Rivera estaba a punto de sacar 57 escaños. Hoy no hay rastro ni de Rivera ni de los escaños, perdidos entre tanto bandazo. Desde finales de 2019 el partido no levanta cabeza y no ha habido una sola cita electoral que no haya sido como pasar por el desolladero. La última, la de Castilla y León, donde han pasado de la vicepresidencia del Gobierno regional a un único escaño en toda la comunidad. No hay partido y es una incógnita total saber qué hará en Navarra en 2023, incluso si llegará con vida a la cita. La incógnita es saber si el partido liderado aquí por Carlos Pérez Nievas tendrá personalidad propia o se conformará con diluirse dentro de una marca más grande.

Y, por último, está el PP, que también vive una grave crisis interna, algo que es público. La caída de Casado ha señalado directamente a su número 3, la navarra Ana Beltrán, que preside el partido en Navarra pese a que se lo prohíben los estatutos. El ambiente en la pequeña agrupación popular no es bueno, con Del Burgo haciendo declaraciones públicas pidiendo responsabilidades.

Es decir, que la derecha navarra, en 2023, puede tener cinco patas: la UPN de Esparza en su vuelta al regionalismo para lanzar el anzuelo al PSN; Ciudadanos -si sigue existiendo- y PP si no encuentran mejor acomodo; Vox, en auge y reacio a llegar a alianzas territoriales; y la plataforma de Sayas y Adanero. Un escenario atomizado y poco estable para afrontar una cita electoral clave.