Javier Esparza ha deshojado la margarita. Tras varios meses dando vueltas a la decisión, el presidente de UPN se decanta finalmente por concurrir en solitario al próximo ciclo electoral, que incluye tanto las elecciones forales y municipales de mayo como las generales previstas para finales de 2023.

La decisión tiene que ser ratificada esta tarde por la ejecutiva del partido, pero no se esperan sorpresas y la propuesta del presidente saldrá adelante previsiblemente con el apoyo amplio de la dirección. Esparza ha pedido una reunión a máximo nivel con la mayor afluencia posible. Posteriormente deberá tomar la palabra el Consejo Político, máximo órgano entre congresos, o incluso la asamblea.

Finaliza así la unidad estratégica de la derecha en la Comunidad Foral, que hace cuatro años, con Ciudadanos en auge, apostó por una candidatura unitaria de UPN, PP y Ciudadados en torno a la marca Navarra Suma. La apuesta permitió unir el voto y frenar la irrupción de Vox, pero más allá de algunas alcaldías importantes, como las de Pamplona o Tudela, su efecto en las instituciones ha sido muy limitado.

Sin Ciudadanos en la ecuación, la alternativa era una alianza con el nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo, pero finalmente la opción ha quedado descartada. De entrada porque los populares reclamaban mayor protagonismo institucional -solo tienen 2 de los 20 escaños de Navarra Suma- y visibilidad para sus siglas. Pero sobre todo porque el líder regionalista tiene la sensación de que por separado pueden sumar más escaños que juntos.

Esta es la última oportunidad para Esparza, candidato de UPN en 2015 y 2019, y parece haber concluido que sus opciones de ser presidente del Gobierno son mayores si UPN va en solitario que coaligado con el PP. La apuesta tienen sus riesgos, porque los regionalistas deberán hacer frente ya no solo a Vox, sino también a una alternativa en la derecha liderada por el PP pero puede que con el apoyo de los dos diputados expulsados de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Adanero.

Los regionalistas, no obstante, siempre han visto al PP más como un lastre que como un aliado estratégico en Navarra, que dificultaba además un posible acercamiento al PSOE. Ahora en solitario, Esparza apuesta por una nueva vía institucional que, como ha reclamado estos días, le deje “manos libres”. Y, sobre todo, mayor margen de acuerdo si finalmente el PSOE decide cambiar su política de alianzas tras las próximas elecciones. Algo que, por otra parte, no parece probable ahora mismo.

División interna

Queda en cualquier caso por ver qué efecto tiene esta decisión en el seno de UPN. El debate estaba abierto hace semanas y no había una posición unitaria. Son muchos en el partido quienes querían mantener la coalición al menos con el PP. Sobre todo algunos alcaldes que temen que la división les penalice en las próximas elecciones, donde la mayoría absoluta parece la única forma para mantener la vara de mando.

Es el caso por ejemplo de Pamplona, donde se abre la puerta a una mayoría alternativa si UPN no logra mayoría absoluta, ya se en solitario o con el apoyo del resto de fuerzas que puedan lograr representación. Pero también en Tudela, donde Alejandro Toquero gobierna en minoría con la firme oposición del resto de grupos.

No es previsible que surjan voces contrarias a la decisión, al menos de forma pública. UPN siempre ha sido un partido presidencialista acostumbrado a acatar las decisiones del líder de la organización. Pero no deja de ser una decisión personal que muchos reprocharán a Esparza si la apuesta finalmente no sale bien. Y es posible que sirva de argumento para quienes ya se habían distanciado del actual presidente del partido.

Queda pendiente ahora la respuesta del PP, que parecía prepararse también para este escenario. Feijóo había anunciado una reunión con Esparza para enero para fijar una posición definitiva, pero ya no será necesaria. El PP tendrá que concurrir con sus siglas en Navarra, donde sacó solo dos escaños la última vez (2015), pero también en los ayuntamientos, donde la falta de estructura local le dificultará sacar candidaturas.

Este nuevo escenario abre además una oportunidad a la plataforma de Sergio Sayas y Carlos García Adanero, que puede explorar ahora una alianza con el PP que facilite el trasvase de votos de UPN. Los dos diputados también carecen de estructura, pero no dejan de ser un símbolo político apoyado por la derecha mediática en Madrid y que el PP puede rentabilizar en un momento de división de la derecha.

Las cartas en cualquier caso están ya sobre la mesa. Empieza la campaña electoral.